Cinco miedos frecuentes en el segundo embarazo
El miedo es una experiencia que adquiere distintas formas y perspectivas en las distintas etapas de la vida. En relación con el embarazo, los temores también pueden cambiar en el primer o en el segundo embarazo. Las circunstancias de este momento son diferentes, el conocimiento que la madre tiene de la maternidad también es más amplio y esta visión puede influir en la imagen que tiene del presente y del futuro visualizado desde la perspectiva de posibles temores.
Uno de los temores frecuentes en este momento es la incomodidad ante el cambio. La familia ya tenía su propia rutina y se había familiarizado con su propio ritmo de momentos, hábitos y vivencias. Los cambios implican la necesidad de una adaptación que no es inmediata. ¿Cuáles son esos miedos que pueden experimentarse en el segundo embarazo? En Uno más en la familia enumeramos una selección de ejemplos.
1. Cambios en la economía
La felicidad no se basa en el dinero, sin embargo, la realidad económica sí es muy importante en la calidad de vida de una familia que puede disfrutar de un presente no condicionado por la preocupación de cuestiones tan relevantes como la satisfacción de las necesidades básicas. Dar la bienvenida a un nuevo ser es motivo de alegría, pero esta ampliación de la familia también produce variaciones en la economía.
Los ingresos siguen siendo los mismos, a menos que se produzca un cambio en la situación laboral en el futuro del padre o la madre, sin embargo, las necesidades aumentan. La preocupación por lo económico produce estrés a quien observa con incertidumbre esta gestión. Una preocupación que también puede estar relacionada con la situación laboral y con la incertidumbre de determinados sectores.
2. Celos del hermano mayor hacia el bebé
En este nuevo mapa familiar, también puede surgir cierta preocupación por una cuestión que no deja de ser humana. El padre y la madre pueden preguntarse cómo vivirá el niño este momento, quieren saber qué hacer para que no se sienta en un segundo plano, cómo afianzar esta relación desde el principio… El hermano mayor sigue siendo la misma persona de siempre, sin embargo, cambia su posición. Y este cambio implica un proceso de adaptación. El síndrome del príncipe destronado puede producir preocupación de manera anticipada.
Este tipo de temor no solo puede centrarse en la naturaleza de los celos sino en la propia sensación de desconocimiento sobre cómo actuar en este caso.
3. Gestión del tiempo
La economía no solo puede hacer referencia a la puesta en relación de los gastos con los ingresos mensuales. Una familia tiene distintos gastos fijos y variables. Este puede ser un momento para reducir gastos de este segundo tipo. Pero la gestión del tiempo también tiene su propia economía puesto que el tiempo no es infinito.
Las horas del día son limitadas y con el nacimiento del nuevo niño aumentan las tareas, las necesidades y el deseo de compartir tiempo de calidad con cada uno de los niños. Este miedo puede hacer que la persona se pregunte cómo podrá dar respuesta a todos estos aspectos. Sin embargo, este aprendizaje comienza a partir de la experiencia.
Una gestión del tiempo que también remite a la conciliación puesto que el plan de acción mantenido hasta la fecha debe actualizarse con este nuevo cambio.
4. Miedo al parto
El temor al parto puede estar presente en este segundo embarazo cuando la protagonista tiene la memoria de una primera experiencia que todavía está muy presente en el recuerdo o cuando a pesar de haber tenido un buen primer parto, se plantea la posibilidad de que en este momento la historia tenga alguna característica diferente.
El miedo conduce a la persona al futuro de algo que no ha ocurrido todavía y que, como sucede en este caso, le sitúa ante un escenario que no puede controlar de manera anticipada.
5. Temor a la incertidumbre
El futuro visto en la perspectiva potencial del tiempo resulta totalmente imprevisible. El conocimiento de historias con un desenlace triste o de relatos con grandes obstáculos lleva la mirada hacia la vulnerabilidad que habita en el corazón de todo ser humano. Pero cuando una persona es madre o padre asocia su propia vulnerabilidad con el efecto que este hecho puede producir en su hijo. Por ello, puede ocurrir que algunas personas experimenten algún tipo de preocupación relacionada con la salud.
Con la perspectiva del paso del tiempo puedes echar la vista al pasado para observar cuántas preocupaciones del ayer te robaron tiempo y energía pese a que en la realidad nunca llegaron a hacerse presentes. Ladrones de energía que no suman sino que restan calidad de vida en la sencillez de cada día. Este aprendizaje previo puede darte una lección de experiencia que parte de tu propia biografía. Vivirás dificultades pero podrás afrontarlas porque tienes recursos internos para ello. No te posiciones de manera anticipada ante aquello que puede ocurrir porque tal vez no suceda nunca.
No es posible reducir los miedos a cero, es irreal aspirar a ello. Sin embargo, sí es realista empezar por intentar no hacerles tanto caso.
Comentarios cerrados