Cinco errores frecuentes ante el acoso escolar o bullying
El acoso escolar produce mucho sufrimiento a quienes sufren la consecuencia de este daño. Un sufrimiento que adquiere un enfoque sistémico puesto que esta es una cuestión social, educativa, humana y familiar. Algunos rostros famosos también han compartido su testimonio personal. El actor Nacho Guerreros, uno de los protagonistas de la serie La que se avecina es autor del libro Yo también sufrí bullying, una guía muy interesante que profundiza en este asunto contando con la colaboración de expertos. ¿Qué errores pueden dificultar la solución de este conflicto?
1. Minimizar la situación de acoso
Restar importancia a lo que está pasando por considerar que se trata de una cuestión temporal que desaparecerá por sí misma, o que se trata de un tema de niños que no puede ser etiquetado como acoso escolar, conduce a la conclusión de pensar que esto es algo que no ocurre en la infancia.
Las circunstancias pueden ser diferentes puesto que la intencionalidad de quien está haciendo un daño a otra persona no es la misma cuando no es consciente de las consecuencias que este comportamiento produce. También existen casos de acoso en la infancia y el error de no dar el nombre adecuado a la situación cuando corresponde puede hacer que el problema se agrave.
El error de no actuar en el presente ante aquello que está ocurriendo significa no comprender en qué forma esta realidad actual puede condicionar a la víctima no solo en su infancia, sino también en el futuro. Del mismo modo, el agresor puede mantener este mismo comportamiento en el futuro ante la falta de corrección.
2. Etiquetar el perfil de la víctima de acoso escolar
El ser humano es único e irrepetible desde la niñez. Sin embargo, un posible error es estereotipar el perfil del niño que sufre acoso mostrando una visión reduccionista de una realidad tan compleja como puede observarse en la experiencia misma.
Además, esta interpretación de la realidad también conduce al error de poner el foco de atención en el niño que sufre una situación de acoso como si existiese algún tipo de razón de causalidad entre algún rasgo de dicho perfil y el motivo que deriva en esta forma de sometimiento. Cada persona es diferente y cada circunstancia humana y educativa también lo es. Una situación de este tipo es injustificable en todo momento.
3. El silencio ante el acoso escolar
Observar una situación de acoso como una circunstancia que implica al agresor y la víctima es otra forma de no ver la realidad holística del acoso como un hecho que se hace más fuerte a partir de la distancia de quienes responden con el silencio (aunque ese silencio esté motivado por el miedo) ante aquello que ven y aquello que oyen. Al propio silencio que en ocasiones mantiene la víctima al no contar aquello que le está pasando, se suma el comportamiento de un entorno que es testigo de esa realidad.
Esta misma ley del silencio es aquella que hace que sea difícil cuantificar el número de casos de acoso escolar puesto que existen circunstancias que permanecen en la invisibilidad. Por tanto, en una situación de este tipo es posible observar tres roles diferentes: el agresor, el espectador y la víctima. Así se forma el denominado triángulo del acoso escolar o bullying. El rol del espectador también puede cambiar en algún momento dentro de este contexto puesto que algunos niños siguen la influencia del agresor y se suman a la situación de acoso de manera activa.
El silencio en esta situación puede ser tan evidente que tanto los padres del niño que está siendo víctima del acoso, como los padres de quien está repitiendo este daño, no se dan cuenta de aquello que está ocurriendo en la fase inicial.
4. Llamar acoso a aquello que no lo es
Los niños discuten y tienen diferencias. El concepto de acoso escolar no engloba de manera genérica cualquier tipo de falta de entendimiento, discusión o enfado. El acoso escolar refleja una forma de sometimiento del agresor sobre la víctima que se mantiene a través de acciones repetidas que tienen la intención de herir al otro. Pero, además, el acoso escolar como una forma de violencia también es complejo y puede mostrarse de diferentes formas.
Por ejemplo, por medio del daño físico. Pero el acoso también puede sostenerse por medio de palabras que ridiculizan y cosifican a la otra persona. Actualmente, las nuevas tecnologías también muestran cómo el acoso puede trasladarse fuera del aula al espacio online.
5. Poner toda la atención en una solución a posteriori
La respuesta ante el acoso escolar no solo puede centrarse en el plano de la búsqueda de una solución por medio del diseño de un protocolo de actuación eficaz en el contexto correspondiente, sino también en la prevención. Una prevención que no solo implica a los centros educativos, sino también a las familias.
La premisa que afirma que la educación comienza en casa es visible también en lo concreto de esta cuestión de inteligencia emocional. Por ejemplo, las familias también pueden participar por iniciativa propia en jornadas, iniciativas y eventos relacionados con esta temática. El día 2 de mayo se impulsan distintas iniciativas relacionadas con la temática de la jornada: el Día Mundial Contra el Acoso Escolar. Pero más allá de esta fecha, conviene recordar la importancia de este tema tanto en la prevención como en la solución durante todos los días del año.
Comentarios cerrados