Cinco consejos para crecer como pareja después de ser padres
Después de haber visualizado el momento del nacimiento de un hijo, las parejas experimentan su propio viaje de realidad cuando ese punto de inflexión se produce. El desafío puede ser tan grande que, en ocasiones, el vínculo se debilita. En otras, por el contrario, se fortalece. La familia adquiere un enfoque sistémico como muestra el valor de la transformación. Con la llegada de un hijo, se crean nuevos vínculos dentro del grupo. Y, a su vez, los lazos previos experimentan novedades significativas.
Si te encuentras en ese momento, puedes posicionarte desde una nueva mirada ante la realidad. Es habitual poner el foco en la felicidad. Sin embargo, puedes cambiar la perspectiva para buscar el crecimiento individual y compartido. Crecer significa aprender, evolucionar, identificar debilidades y alimentar fortalezas. En Uno más en la Familia compartimos cinco consejos.
1. Pedir y dar de forma asertiva
En ningún momento de la vida es aconsejable intentar adivinar aquello que quiere, siente o desea otra persona. Y es especialmente esencial evitar esta inercia en un momento de transformación plena. Las palabras no pronunciadas pueden llegar a construir un muro entre dos personas. El diálogo, por el contrario, alimenta la cercanía y crea nuevas puertas.
2. Humildad
El modo en el que te posicionas ante la realidad te devuelve una perspectiva concreta del entorno y de ti mismo. La humildad es un aprendizaje diario, aunque a veces parezca complejo. La practicas cuando tomas conciencia de tus propios límites, errores, obstáculos y dificultades. Una mirada que se extiende al propio vínculo a través de la comprensión mutua. De este modo, la humildad eleva la colaboración en lugar de los reproches. Esta cualidad no es innata: se aprende, se educa y se entrena.
3. Coherencia con el nuevo orden de prioridades
La nueva etapa no modifica de forma universal cualquier detalle de la existencia. Sin embargo, sí trae cambios importantes. Se produce un orden de prioridades distinto. Por ello, es recomendable que las expectativas, la planificación y las acciones estén alineadas. Existe una conexión entre estos ingredientes. Cuando la secuencia se rompe, aumenta el estrés y la frustración.
4. Invertir tiempo en la relación
Dar por hecho el propio vínculo de pareja, puede hacer que ambos se centren principalmente en otros aspectos de la rutina. Sin embargo, el lazo no es estático, sino que tiene vida propia. Los pequeños detalles, el cuidado de la pareja y los hábitos elegidos conscientemente influyen positivamente en la evolución de la historia de amor. Por el contrario, si otras esferas ocupan todo el espacio de la vida de pareja, surge la añoranza de un pasado que parece lejano.
5. Empezar de nuevo
El ritmo de la rutina familiar y laboral en ocasiones, deriva en un comportamiento que parece automático. Es decir, la pareja sigue la inercia de la costumbre. Sin embargo, las acciones repetidas producen los mismos resultados de siempre. A veces, es necesario empezar de nuevo bajo la luz de los objetivos comunes. Aquellos que definen la dirección a seguir en el corto plazo y medio plazo. Recuerda que los objetivos de pareja no se reducen únicamente a las metas compartidas como padres.
Crecer en pareja significa evolucionar y avanzar (aunque para ello haya que retroceder en algunas partes del camino). Significa afrontar los miedos, en lugar de posponer las conversaciones importantes. Es vivir el viaje desde el «yo» y el «nosotros» en un equilibrio que requiere de reajustes constantes.
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