Cinco beneficios de los huertos escolares para los alumnos

Actualmente, la tecnología ofrece nuevos recursos que refuerzan la innovación en el plano educativo. Aunque existen otros medios que van más allá del ámbito digital y que forman en valores a los alumnos. Un huerto escolar tiene un componente pedagógico, ya que se sitúa en el entorno académico.

Es un espacio en el que sembrar y recolectar diferentes productos. Aunque en realidad es mucho más que eso. Por otra parte, destaca por su cercanía respecto al aula. ¿Cuáles son los beneficios del huerto escolar como medio educativo? En El Blog Infantil comentamos cinco aspectos a valorar.

1. Ecoalfabetización

El cuidado de la naturaleza, el consumo de los productos locales, el aprovechamiento de los recursos, el reciclaje y la sostenibilidad son conceptos que adquieren forma en experiencias que propician el contacto con el paisaje. Por medio de la ecoalfabetización, el alumno descubre la influencia positiva que tiene su propia implicación en la protección del entorno.

2. Adquirir hábitos de alimentación saludable

El huerto escolar es un espacio que ofrece lecciones de aprendizaje que pueden ponerse en conexión con diferentes materias. Una de las más evidentes es la alimentación. Por ejemplo, los alumnos descubren la evolución de las estaciones en la tierra, los tipos de cuidado de cada producto y diferentes variedades de alimentos saludables. Los alumnos adquieren conocimientos sobre agricultura.

3. Bienestar emocional

Los espacios verdes son muy importantes en los colegios. Algunas instituciones educativas se encuentran próximas a parques urbanos que los alumnos disfrutan al ir a clase o al salir del colegio. ¿Pero cómo reforzar la conexión con la naturaleza en las instalaciones del centro? Un huerto escolar incrementa el bienestar y reduce el estrés. Ofrece el espacio ideal para trasladar el aula a un lugar exterior en contacto con la luz natural y el movimiento.

4. Trabajo en equipo

El cuidado y la conservación de un huerto escolar es un proyecto de equipo en el que participan distintas personas con un objetivo común. Los alumnos ejercitan el compañerismo, la colaboración y la ayuda mutua. Los estudiantes exploran el entorno inmediato y lo descubren a través de la experiencia práctica.

Además, el grupo participa de forma coordinada puesto que asume el cumplimiento de las normas creadas para la óptima protección del espacio natural. No solo pueden implicarse los alumnos, sino también las familias.

5. Paciencia

Como hemos comentado previamente, la tecnología ofrece recursos educativos que potencian la innovación en el ámbito académico. Pero el lenguaje digital está acompañado por la accesibilidad y la inmediatez. Un huerto escolar, por su parte, ofrece diferentes lecciones en torno al tiempo. La paciencia produce frutos a largo plazo. Y los niños aprenden a esperar. Participan de forma activa en las diferentes etapas de la vida del huerto desde su creación. Es decir, perciben su evolución y su dinamismo.

El huerto escolar es un espacio educativo que no solo propicia la conexión con la naturaleza, sino también las habilidades sociales y la comunicación con los demás. De hecho, es un recurso que forma, nutre y acompaña a niños y niñas de diferentes edades. Y no se necesita mucho espacio para planificarlo como muestra un huerto escolar con una estructura vertical.

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