El chupete no es tan malo
A pesar que muchos creen que el chupetes un mal compañero, otros opinan lo contrario.
Succionar es un instinto natural que permite al niño alimentarse y que satisface su exigencia psicológica de consuelo.
Existen tres buenas razones para usar chupete: Chupar calma y reconforta al niño, lo cual repercute en la tranquilidad de su entorno familiar. La utilización del chupete durante 24 meses asegura el correcto desarrollo de la boca. Según un reciente estudio publicado en “Pediatrics” publicación oficial de la Academia Americana de Pediatría, el uso del chupete durante el sueño ayuda a reducir el riesgo de SMSL (Síndrome de Muerte Subita del Lactante).
El mundo médico coincide hoy en afirmar que el chupete no es perjudicial, sino que al contrario su utilización hasta los24 meses ayuda a desarrollar correctamente la musculatura y puede ayudar a prevenir algunos problemas de la mala oclusión dental, es decir, el incorrecto cierre de la boca.
Chupar el pulgar en cambio, es perjudicial ya que es mas voluminoso, pero sobre todo porque es un hábito que perdura demasiado en el tiempo, interfiriendo con el desarrollo fisiológico de la boca.
El uso del chupete es por lo tanto positivo, siempre que se sigan algunas reglas: empezar a usarlo cuando el niño haya empezado a mamar en forma continuada y evitarla en caso de otitis media recurrente. No ofrecer siempre el chupete cada vez que el niño llore, ya que a menudo el llanto expresa su deseo de comunicación con la madre. No usar el chupete con sustancias dulces paráis evitar las caries.
El Comité Científico de la Sociedad Italiana de Ortodoncia (SIDO) ha identificado las características ideales que debería tener un chupete, estas características son: apoyo en los labios suave y convexo, similar al seno materno (esto permite que la succión sea más natural y reduce la acumulación de saliva, causa de irritaciones); perfil delgado en el cuello de la tetina, para que la boca cierre correctamente; forma plana e inclinada que asegura la posición natural de la lengua; forma cóncava con pequeños relieves similares a las estrías del paladar del niño (actúan como puntos de referencia para mantener espontáneamente la posición correcta de la lengua y favorecer así el adecuado desarrollo de la boca).
Fuente | Comité Científico de la Sociedad Italiana de Ortodoncia (SIDO)