Chistes Infantiles de comparaciones (y II)
No hay nada más sano que la risa. A través de ella soltamos todas nuestras energías negativas, los músculos se relajan y nos sentimos mucho más preparados para enfrentarnos a todo lo que la vida quiera ofrecernos. Pero si además la compartimos estamos estableciendo una relación que va más allá de las palabras, donde los sentimientos encuentran un punto de unión con el único fin de la diversión.
Ya hemos conocido algunos chistes que nos hablan de las comparaciones. ¿Quién no se sabe alguno de ellos, de esos que empiezan con «Era un… tan, tan…». Son sencillos y muy simpáticos ya que en la exageración está la gracia, especialmente cuando el adjetivo se hace tan grande que, más allá de resultar grotesco nos provoca una espontánea carcajada. Si quieres conocer alguno más, aquí te los dejo.
- Era un bebé tan, tan feo que en vez de darle biberón le daban la espalda.
- Era tan, tan alto que cuando comía yogures le llegaban caducados al estómago.
- Era tan, tan lento que corrió una carrera él solo y llegó el segundo.
- Era tan, tan miope que se tropezaba con su sombra.
- Era tan, tan flaca que tenía que pasar diez veces para que se le viera.
- Era un niño tan, tan feo que le pidió a su padre ir al circo y contestó: -El que quiera vertte, que venga a casa.
- Era tan, tan gafe que se sentó en el pajar y se pinchó con la aguja.
- Era tan, tan tonto que vendió la televisión para comprarse un vídeo.
Foto | Ookavango