Cenar en familia: momento clave en el estilo de vida actual

Comer y cenar en familia son rutinas positivas que nutren los vínculos afectivos. Sin embargo, la cena adquiere una relevancia especial en el estilo de vida actual puesto que, como consecuencia de las dificultades que surgen en el campo de la conciliación y la organización de horarios, muchos padres e hijos no pueden reunirse alrededor de la mesa durante el horario de mediodía.

Es decir, es frecuente que los alumnos coman en el comedor escolar como consecuencia de esta cuestión u otros motivos relacionados con la logística familiar.

El momento de la cena adquiere una gran relevancia en la actualidad

En algunos casos, la distancia entre el centro educativo y el domicilio no facilita esta cuestión. Los padres también participan de ese momento puesto que están informados a través del contacto frecuente con el centro sobre cuáles son los detalles del menú que van a tomar los niños durante la semana. Sin embargo, en este contexto, se pierde la rutina de comer en familia durante la hora de mediodía.

Por esta razón, la cena se convierte en un momento fundamental en el estilo de vida actual. Es entonces, al finalizar la jornada, cuando padres e hijos encuentran el espacio propicio para reencontrarse, comentar diferentes aspectos de la rutina y despedir juntos un nuevo día. Los beneficios de cenar en familia también se relacionan con la creación de un ambiente agradable para disfrutar de ese momento clave. Por ejemplo, es recomendable que las prisas, la velocidad y la tecnología queden fuera de ese lugar para potenciar la atención plena alrededor del encuentro, el diálogo y los alimentos.

Desayunos y cenas ofrecen un espacio de calidad para compartir en familia

El estilo de vida actual en diferentes familias está condicionado por circunstancias externas que son complejas. Con bastante frecuencia, es difícil encontrar un verdadero equilibrio entre la agenda profesional y el ritmo de la jornada escolar.

A pesar del peso que tienen los factores del entorno, la realidad familiar no está determinada de forma absoluta por lo que sucede en el contexto. Aunque cenar en familia no deja en un segundo plano la importancia de comer juntos, la esencia de ese momento se traslada a otros instantes del día como el desayuno o la cena. En el primer caso, desayunar en familia se convierte en una oportunidad para emprender un nuevo día con tranquilidad. En el segundo caso, la cena representa un momento para el descanso, el apoyo emocional y el sentido de pertenencia.

La alimentación posee una relevancia esencial en relación con el bienestar familiar. Y la alimentación también tiene un componente afectivo y emocional. La cena forma parte de la rutina que precede al descanso. Es perfecta para crear un clima de calma en el hogar y experimentar la conexión que aporta el sentido de pertenencia. No todas las cenas son ideales. De hecho, también hay aspectos internos que pueden interferir en la evolución de ese momento como, por ejemplo, a veces es posible caer en el error de descargar las tensiones acumuladas en el trabajo con la familia.

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