Castigos encubiertos: ¿Qué consecuencias producen en los niños?

La educación respetuosa se aleja del castigo como forma de corrección infantil. Esa opción se presenta como el último recurso a considerar. Por el contrario, las consecuencias adquieren un significado esencial en el marco de una crianza que forma a los niños en el valor de la responsabilidad: las acciones positivas y negativas producen efectos que se alinean con su origen.

Una educación centrada en la atención de las consecuencias muestra un comportamiento proactivo en los padres que evalúan qué decisiones son más indicadas para ayudar al niño a corregir un comportamiento concreto. Los castigos encubiertos, por el contrario, son el reflejo de una respuesta reactiva en la que no existe anticipación, previsión o planificación.

Qué son los castigos encubiertos en la educación de los niños

Aunque el castigo no es deseable desde este enfoque, puede camuflarse bajo un disfraz diferente. Es decir, en ocasiones se introduce de forma encubierta. Así ocurre con aquellas medidas que aparentemente se presentan como la consecuencia de una acción concreta. Sin embargo, se trata solo de una relación superficial e inconsistente. Es decir, no existe una verdadera vinculación lógica entre lo ocurrido y los efectos derivados de ese hecho.

Cuando eso sucede, podemos hablar de castigos encubiertos en la forma de consecuencias que no envían un mensaje nítido y claro a los niños. Es decir, no cumplen con una función verdaderamente educativa. El sentido de la consecuencia generada no tiene una conexión profunda con lo ocurrido. El límite expuesto posee una naturaleza totalmente diferente. Por este motivo, supone un castigo, aunque no se utilice esa palabra en el diálogo con el niño.
Una consecuencia lógica es aquella que tiene una intención educativa: pone el acento en un aspecto a corregir. Por otra parte, mantiene una proporción con la causa.

Por el contrario, la consecuencia adquiere un enfoque distinto desde el ángulo del castigo encubierto. El límite indicado no tiene una relación directa con lo que ha pasado, sino que se orienta en una dirección diferente. Es decir, la decisión tomada no es fruto de la reflexión consciente, sino del hartazgo, el agotamiento de la paciencia y el pensamiento rápido.

¿Qué consecuencias producen los castigos encubiertos en la educación de los niños?

Generan confusión en relación con el significado de las consecuencias de las acciones. No ayudan a clarificar esa cuestión sino que añaden una mayor complejidad. Generalmente, muestran un comportamiento reactivo en los padres que actúan de manera inmediata tras lo ocurrido. Establecen un mandato que reafirma la autoridad personal, pero no ha existido una reflexión pausada en torno a cuál puede ser la corrección más adecuada para el niño (aquella que le ayude a corregir un comportamiento específico en el futuro).

Es una propuesta que, a nivel superficial, aparenta ser una consecuencia cuando se analiza desde la primera impresión. Pero su núcleo es otro diferente: tiene la forma de un castigo tradicional. Por ello, produce las emociones y sentimientos propios de esta experiencia: el miedo, la frustración y el enfado son frecuente desde esta óptica.

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