Casos especiales para elegir el sexo del bebé

Ya hemos hablado en otras ocasiones de las distintas opciones para elegir el sexo del bebé aunque, sinceramente, la mayoría de ellas sólo son mitos que, perteneciendo al mundo de la leyenda, no garantizan que nuestra opción vaya a producirse. Ni el influjo de la Luna, ni la postura sexual. Ningún consejo nos garantiza tener un bebé del sexo deseado. Sólo lo logra el diagnóstico preimplantacional. Pero la selección de sexo está prohibida por ley en la práctica totalidad de países.

Bélgica es uno de esos escasos países que no tiene nada legislado respecto a la selección del sexo del bebé. Australia es otro, o al menos en algunas clínicas de Sydney practican decenas de selecciones de sexo, curiosamente, la mayoría optan por niñas. Pero es Estados Unidos el lugar de destino elegido para todas aquellas parejas que desean elegir el sexo de su bebé. En España, de momento, está permitido elegir el sexo del embrión sólo con fines terapéuticos, es decir, para curar a un tercero o evitar que los padres trasmitan una enfermedad letal o grave para el feto.

Para llevar a cabo este proceso, existen dos técnicas:

• La selección de espermatozoides se realiza antes de la concepción. Es decir, se eligen los espermatozoides que lleven el cromosoma X o Y y, mediante la inseminación artificial, se fecunda el óvulo según convenga.
• El diagnóstico preimplantacional . En este caso es necesario que la pareja se someta a la fecundación in vitro. Se extraen dos células de los embriones obtenidos y se analiza su componente sexual (mediante una técnica denominada FISH), para diferenciar los que son XX o XY. Una vez identificados, se implanta en el útero el embrión del sexo que no esté afectado por la enfermedad.

Hay que tener en cuenta que ambas técnicas se realizan mediante la manipulación de estructuras muy sensibles, por lo tanto supone un riesgo importante para el desarrollo del futuro bebé. Es por esto que es aconsejable que sólo se realicen en casos de riego genético grave. Vamos que optar por un sexo u otro, a no ser por problemas importantes de enfermedad, es un capricho por el que se puede pagar un alto precio.

Vía | Ser Padres

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