Campaña de seguridad, pide sillitas infantiles en los taxis
Chicco y el Real Automóvil Club de España (RACE), presentan la campaña que lleva por nombre ‘La seguridad es un viaje que se inicia desde niño’; el objetivo de la misma, es modificar la reglamentación de circulación, para vehículos públicos, de acuerdo con la Ley Orgánica de Protección del Menor.
Bartolomé Vargas, el fiscal a cargo de la iniciativa, estudia cuidadosamente la situación, en compañía de la Dirección General de Tráfico; apoyados en el postulado de “la seguridad como derecho del Menor”, proponen una modificación legal que exija a los taxistas la inclusión de una sillita infantil, en los vehículos que deseen transportar a pasajeros con niños dentro de la ciudad, así como se obliga a los padres a utilizarlas en los vehículos particulares.
De acuerdo con las cifras estadísticas aportadas por la dirección del RACE, en España fallece un niño cada cuatro días, en situaciones relacionadas con accidentes de tráfico; durante el 2008, 5.300 niños resultaron gravemente heridos y otros 84 fallecieron, 54 en accidentes de carretera y 30 en el casco urbano. Los accidentes de tráfico son considerados la cuarta causa de mortalidad en niños menores de un año y la segunda en niños de hasta dos años.
Según otro de los datos aportados por el RACE, uno de cada tres padres reconoce que no utiliza la sillita infantil, a la hora de llevar a los niños al colegio o en recorridos cortos, mientras que la utilizan con mayor responsabilidad al recorrer tramos largos o para hacer turismo. Estas situaciones incrementan el riesgo de accidentes para los pequeños, razón por la cual esta campaña promueve una reglamentación más estricta, para todos los conductores.
Dentro del proyecto de concientización para padres, se realizó una prueba estrellando un auto a 64 kilómetros por hora, tripulado por muñecos que representaban a una madre llevando en brazos a un pequeño de 18 meses. Según los resultados, es imposible sostener al bebé y protegerse al tiempo, saliendo el pequeño de espaldas por el parabrisas y recibiendo un golpe comparable con una caída desde un tercer piso. En el segundo experimento, con el bebé sentado en la sillita especial, a pesar de la sacudida del accidente, el pequeño no sufriría daño alguno.