Cambios por dentro y por fuera
Hay cambios de todo tipo durante el embarazo, los que se ven y los que no se ven. Nuestras hormonas se encuentran tan alteradas que se dejan notar tanto en el aspecto físico, como mental. Podemos llorar, enfadarnos, reír o sentirnos la mujer más feliz del mundo sin que hayan pasado ni 24 horas (quizá es un poco exagerado), pero la revolución hormonal que sufrimos hace que haya momentos en que no nos reconozcamos ni nosotras mismas.
Dependiendo del trimestre en el que nos encontremos, los cambios serán en el plano físico más o menos evidentes y, de igual forma, nuestra psique también actuará de forma diferente en función de nuestro nivel de ansiedad, felicidad o agobio.
A nivel físico nos encontraremos con ganancia de peso (lo que recomiendan las matronas es subir en todo el embarazo de 9 a 12 kilos, dependiendo de las características físicas de cada mujer y teniendo en cuenta que el mayor incremento se produce en el tercer trimestre); preparación de las mamas para la futura lactancia; nuestro útero irá aumentando poco a poco también de tamaño y dentro de él la famosa gonadotropina coriónica humana permitirá el correcto desarrollo de la placenta.
Además, también notaremos cambios en nuestra piel con la aparición de la línea alba, estrías, mayor sudoración y mayor coloración en los pezones y la areola. A esto sumamos, que nuestra vejiga se verá aprisionada por el útero con lo que iremos más al baño, consumiremos más oxígeno, se desplazará el corazón hacia la izquierda y hacia arriba y nuestro estómago e intestinos también se irán de viaje hacia arriba y hacia los lados, respectivamente,… – vamos, que pareceremos otra,…- incluso se saldrá el ombligo!!
Y esto sólo lo referido a cambios físicos, ¿pero qué ocurre con nuestra mente? Pues algo parecido, durante el primer trimestre la tendencia es sentirnos agobiadas, estresadas e incluso un poco incrédulas – ¿de verdad es cierto?. Si el embarazo es deseado, entonces estarás feliz de la vida, pero un poco asustada. Asimismo, tendrás unas ganas locas de dormir y puede que la líbido desaparezca,… Los estudios dicen que el segundo trimestre es el mejor, ya te lo crees, te van haciendo pruebas y ves que todo va bien y te vas relajando (es la etapa de mayor tranquilidad y, de esta forma, la líbido vuelve de nuevo) – además, no estás muy pesada todavía y eso ayuda.
Finalmente, en el tercer trimestre empiezas a sentirte una vaca. Primero porque es cuando más gorda estás, menos movilidad tienes y además, puedes empezar a notar molestias en las lumbares, piernas hinchadas, mayor cansancio y una tripa que no te deja ponerte en ninguna postura para dormir. Esto no ayuda a tu cabeza claro, que empieza a pensar en el parto (¿epidural sí o no?, ¿irá todo bien?,…). Vamos, que nuestra cabeza empieza a centrifugar cual lavadora y cuentas ya no las semanas, sino, los días e incluso las horas para verle la cara a tu bebé.