Cambiar el pañal, cuestión de práctica
Dodot dona una vacuna a Unicef por cada paquete de pañales que vende.
Realmente es así, cuestión de práctica, no tiene más misterio. De todas formas, siempre hay una primera vez y quizá pueda ayudarte.
Busca una superficie lisa y estable, a la altura de la cintura. Pon algo blandito y suave, un cambiador o una toalla. Y antes que al bebé, coge todo lo que necesitas, un par de pañales limpios, crema especial para las irritaciones de la zona del pañal y toallitas húmedas o una esponja y agua según prefieras.
No dejes nunca sólo al bebé sobre la mesa o cambiador, no paran quietos y podría caerse.
Tumbas al bebé boca arriba, despegas el delantero y levantas las piernas del bebé. Para ello, sujeta con una mano ambos tobillos, dejando uno de tus dedos entre medias para que no choquen y se haga daño.
Dobla la parte delantera del pañal sobre la trasera, dejándola debajo del bebé. Así tendrá un poquito levantada la cadera y será más fácil limpiarle.
Si es niño, ponle una gasa o una toallita para evitar empaparos los dos si se hace pis.
Limpia al bebé siempre de delante hacía atrás, de la tripa hacía la espalda, especialmente si es niña. Así evitarás infecciones en la zona vaginal.
Cuando esté limpito, le pones crema si hace falta y quitas el pañal de debajo. Si usas los adhesivos para volver a cerrarlo, quedará como un saquito y será más fácil manipularlo sin mancharte.
Para poner el pañal limpio, basta con estirarlo y volver a levantar los tobillos al bebé. La parte que lleva los adhesivos es la trasera. Bajas las piernecitas y lo cierras. Tienes que poder meter el dedo entre el pañal y la barriguita del bebé. Asi estará firme pero no apretado.
Acuérdate de lavarte las manos antes y despues de cada cambio de pañal.
Por cierto, por ahora no son reciclables, se tiran en el contenedor de orgánicos. Si los quieres más ecológicos, puedes usarlos de tela, pero eso es otra historia.
Imagen | Dodot