Bucle del hábito: qué es y cómo influye en el estilo de vida

Aprender nuevos hábitos, modificar otros patrones inadecuados y emprender algunos cambios son procesos que se integran en el estilo de vida adulto o infantil. Sin embargo, existen algunos objetivos que se posponen o que quedan como un proyecto aparentemente imposible de cumplir.

Es recomendable profundizar en la naturaleza del propio hábito para comprender la dinámica que está en su base. Pues bien, el bucle del hábito muestra un esquema que está integrado por tres elementos principales que son claves en la creación de una nueva rutina. En Uno más en la Familia descubrimos cada factor.

1. Un estímulo inicial

Incluso aquellos propósitos que no se prolongan en el tiempo, nacen con una motivación inicial. Existe algún aspecto positivo que llama la atención de quien desea integrar una acción en su rutina. En definitiva, hay un aliciente que se presenta como un estímulo para el cambio. Es decir, existe una causa que se convierte en el motor de la transformación a corto plazo.

2. Rutina

Un hábito adquiere forma por medio de la repetición en un contexto cotidiano. Es decir, se integra en el estilo de vida a través de una experiencia práctica que se alinea con el estímulo previo. En definitiva, la rutina es el núcleo de un hábito que está en proceso de creación. Describe la síntesis del contenido esencial.

3. Recompensa final

La realización de los pasos previos deriva en la agradable sensación que produce la satisfacción del compromiso cumplido. La recompensa experimentada no es externa al hábito (cuando este es positivo). Es decir, no hace referencia a un premio posterior que te das a ti mismo tras haber completado el camino anterior. El premio es interno: es inherente a la experiencia realizada. Por ello, se convierte en el elemento definitivo para reforzar el compromiso en el mantenimiento de esa rutina.

¿Por qué es importante que padres y madres conozcan cuál es la estructura de un hábito? En primer lugar, para adquirir nuevas herramientas para integrar cambios en el estilo de vida de esta nueva etapa. Además, los niños protagonizan un tiempo de aprendizaje y desarrollo de nuevos hábitos. El bucle al que hemos hecho referencia en el post está presente tanto en la formación de costumbres positivas como en la asimilación de dinámicas que no son verdaderamente constructivas. Los hábitos positivos, generalmente, requieren de una intención consciente en la etapa adulta.

Es decir, es importante que no actúes de forma automática, sino que hagas aquello que crees conveniente en relación con el compromiso adoptado. Por otra parte, los hábitos significativos requieren del valor del ejemplo personal en la infancia y, por tanto, del modelado. Es esencial que el niño pueda observar en su entorno el mensaje práctico de acciones y rutinas que son valiosas por aquello que significan. Para profundizar en el concepto analizado en el post, puedes consultar el libro El poder de los hábitos, de Charles Duhigg.

Salud #bienestar #hábitos