Body shaming: qué es y cómo afecta a la autoestima infantil
Algunos de los ataques, comentarios despectivos y burlas que puede padecer una víctima de acoso escolar ponen el acento en el cuerpo. Así sucede cuando una persona o un grupo ridiculiza a otro ser humano por un rasgo concreto (o varios). Sin embargo, las opiniones, descripciones y referencias en torno a aspectos corporales están muy integrados en las conversaciones cotidianas.
Qué es el body shaming y cómo se muestra en la sociedad actual
El body shaming es un fenómeno que puede producir un impacto en la autoestima. Fomenta la tendencia hacia la comparación con un modelo de belleza que cumple unos estereotipos determinados. Existen numerosos ejemplos cotidianos que, aunque pueden llegar a estar muy normalizados en algunos entornos, deben corregirse de forma responsable al tomar conciencia del daño que pueden causar no solo en el interlocutor, sino en la sociedad en su conjunto.
Por ejemplo, hay que poner el foco, especialmente, en todos aquellos comentarios y juicios de valor que pueden hacer que alguien no se sienta bien con su propio cuerpo. Cualquier persona es potencialmente vulnerable ante el impacto de esas palabras, pero un niño puede serlo desde una doble dirección. En primer lugar, como posible víctima de una situación de acoso. Pero también puede recibir el impacto del body shaming cuando crece en un entorno que concede una relevancia excesiva a la apariencia física (y extrae conclusiones precipitadas, negativas y limitantes en torno al aspecto corporal de una persona). Como si el valor más importante fuese la belleza estética.
La dimensión del body shaming es especialmente notable en el contexto actual, marcado por la proyección y la inmediatez de las redes sociales. Un espacio en el que las críticas pueden llegar a ser muy crueles. Sin embargo, conviene puntualizar que los comentarios negativos sobre al aspecto corporal no solo pueden proceder del entorno próximo, sino que, en ocasiones, surgen en el encuentro ante uno mismo (a partir de la visión que devuelve el espejo).
Hay que señalar que el body shaming también puede estar integrado en el universo de la propia familia. En un contexto afectivo que se caracteriza por el amor y la protección, también surgen comentarios que, aunque no tengan la intención consciente de herir al otro, son el reflejo de una mentalidad. Aquella que fomenta la búsqueda de perfección en la apariencia física.
Cómo afecta el body shaming a los niños
Actualmente, existe una mayor conciencia en torno a la importancia de la salud mental en la infancia. Pues bien, el bienestar emocional y psicológico también remite al cuerpo como muestra el autocuidado, la aceptación o la valoración positiva de uno mismo. Los comentarios negativos, por el contrario, pueden causar baja autoestima, estrés, tristeza y ansiedad. Con frecuencia, impactan negativamente en el grado de autoconfianza y en las relaciones personales. El niño se siente vulnerable ante la mirada ajena que le devuelve una imagen negativa de sí mismo.
El cuerpo no solo puede experimentar el impacto de un golpe en un tropiezo o en una caída. Algunas heridas tienen un alcance emocional como, por ejemplo, aquellas que están causadas por palabras que duelen más allá del instante. Con frecuencia, su huella perdura en la memoria durante años, especialmente, si el niño vive situaciones similares y repetidas que son un reflejo del body shaming.
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