La baby-sitter ideal (II)

La baby-sitter ideal (II)

Escrito por: Leticia   @leticiadelpino    28 julio 2009    2 minutos

El acercamiento entre nuestro bebé y la baby sitter debe empezar, como mínimo, dos semanas antes de nuestra vuelta al trabajo. Y mejor aun si concedemos al niño y su futura cuidadora el plazo de tres o cuatro semanas para consolidar su relación.

Al principio, es mejor que la niñera observe cómo lo cambiamos o le damos la mamadera, qué pautas seguimos para tranquilizarlos o acostarlos en su cuna. Cuando no estemos en casa deberá ser ella la que inicie la actividad con el bebé. No conviene que se estrene con un momento clave (el baño, la mamadera, etc) sino, simplemente tomándolo en brazos y hablando con él.

Seguramente congeniaran a la perfección, el campo emocional del chiquito es muy reducido, por el momento, sólo mamá, papá, así que el proceso de adaptación debe ser gradual, después de que se hayan acostumbrado a la presencia de la niñera debemos potenciar un acercamiento más próximo entre ambos dejarlos solos durante una hora, después dos, tres, una mañana entera y aprovechar para ir de compras o realizar algunas gestión que tengamos pendiente.

La reacción que tenga nuestro hijo será lo que vaya marcando las pautas. Si el primer intervalo sin mamá ha ido bien podemos avanzar un poco más, si lloró o se mostró intranquilo habrá que ser más prudente y retroceder un poco en a duración de la ausencia. Lo ideal es que, antes de empezar con nuestro trabajo ya haya pasado un día entero con la niñera, de esta forma vos también podrás incorporarte a tus labores tranquila.

Para nuestro bebé será enriquecedor recibir diferentes estímulos y además ver que existen diferentes personas con diferentes formas de mostrar su cariño.

La actitud que tengamos hacia la niñera es clave para sentar las bases de una buena relación. Si el bebé observa que el trato es familiar le trasmitiremos algo muy importante: esta persona es de confianza, mamá confía en ella, yo también debo hacerlo. Y, al contrario, si mostramos cierto recelo, el pequeño también captará el mensaje implícito de inseguridad y desconfianza que esto trae aparejado.

Fuente | Ser Padres Hoy

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