La aventura de ir solito al baño (I)
Una de las señales las da su propia edad. El niño, al llegar a los dos y tres años, está cambiando en su desarrollo y comienza a sentir curiosidad por hacer determinadas cosas de manera independiente, por descubrir cosas de su alrededor y a imitar ciertos actos de los mayores.
La incomodidad del pañal le empieza a acuciar a esta edad. La fisiología del niño empieza aquí a tener mucho protagonismo, ya que los músculos denominados esfínter serán los encargados de controlar el pipí y la caca. Esta edad le empieza a dar al niño la opción de dominar dichos músculos.
No depende, insisto en ello, de nuestra voluntad, sino de la del niño. La capacidad que tenga para adaptarse a esa situación, necesitando de la complicidad y aprobación de los propios padres. Estos tienen que notar esta decisión del niño ante reacciones como el nombrar las necesidades que tiene con las palabras exactas, avisar cuando las tiene, iniciativa por imitar la acción de papá o mamá, conocerse a si mismo y a su cuerpo. Todo ello deberá ser bien percibido por los padres para actuar en consecuencia
Hay más pasos que debemos dar en esta aventura, pero para ir llegando, al igual que para que el niño vaya solito al baño, hay que tener paciencia. En breve, la segunda parte.
Vía | ElConfidencial.com
Foto | sxc-malgos