Arte procesual para niños: características y ventajas
La expresión artística puede empezar a cultivarse desde temprana edad. Pues bien, las elaboraciones y dinámicas realizadas en familia son más constructivas cuando adquieren el valor de un proceso.
Un proceso que está integrado por los recursos utilizados, las decisiones tomadas, el espacio, las emociones, la improvisación, la experimentación… En definitiva, es un camino que no conecta, únicamente, con la búsqueda de un resultado perfectamente establecido.
Arte procesual: el valor del proceso creativo en la infancia
El significado del arte procesual se percibe con especial claridad en los primeros proyectos que llevan a cabo los más pequeños de la casa. El paso a paso que ha dado forma a una composición, añade un significado concreto a una elaboración. Es decir, se integra en la historia de ese proyecto que, si se analiza sin una conexión con el contexto, pierde una información valiosa. El arte analizado como un proceso completo resulta especialmente educativo en el contexto presente. No está determinado por la inmediatez o la búsqueda urgente de resultados.
El artista dispone de las condiciones deseadas para disfrutar y crear. La pintura con los dedos es un ejemplo de arte procesual. Evidentemente, en esta etapa los niños deben estar acompañados por adultos que realizan una óptima supervisión de la actividad, con el objetivo de que se desarrolle con seguridad.
¿Qué ventajas aporta el arte procesual en la infancia?
El arte procesual se centra, como indica su propio término, en el proceso creativo en sí mismo. Y este no tiene una meta final perfectamente establecida. De hecho, la composición puede enriquecerse con nuevos matices. El arte procesual transmite una lección valiosa a los niños, una enseñanza que puede trasladarse a otras situaciones durante la infancia: aunque un resultado pueda parecer importante, el proceso contiene la esencia de las experiencias más valiosas. La constancia, la diversión, la iniciativa y la innovación se integran en esa hoja de ruta que conecta con la sorpresa final de una obra original. Las habilidades artísticas y creativas están muy presentes en los primeros años de vida.
Dicha capacidad, por el contrario, se reduce de forma significativa en la etapa adulta cuando la persona se condiciona con la creencia de que no tiene las habilidades deseadas. Esta perspectiva, una vez más, pone el acento en la calidad del resultado desde el punto de vista estético. Los niños, por el contrario, disfrutan de la experimentación y el juego sin el peso de una exigencia que puede limitar la iniciativa y el talento.
Aunque los niños no buscan un resultado determinado cuando participan en sus primeros proyectos creativos, la obra definitiva sorprende por su color, perspectiva y, especialmente, por la historia que ha hecho posible esa propuesta artística. El arte procesual para niños posee la esencia de un juego que potencia la experimentación y el movimiento libre.
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