Aprender a tener paciencia
Son muchas las situaciones en la vida en la que se necesitan grandes dosis de paciencia. La cola del supermercado, del cine, la sala de espera del médico o la llegada al destino de vacaciones, son sólo algunos ejemplos de nuestra vida cotidiana en los que se necesita un mínimo de tiempo en el que la espera resulta fundamental.
Para los adultos es algo que, con mayor o menor humor, vamos solventando, pero para los niños suele ser motivo de profundos disgustos y algún que otro espectacular escándalo. A tener paciencia también se aprende y es una destreza que, empezando desde bebé, va a ir desarrollando a lo largo de su vida. Ser paciente nos aporta grandes beneficios, ayudándonos a ser más tolerantes con los demás y a entender que la vida, en el caso de los niños, no es desaforada diversión las veinticuatro horas del día, si no que, también el aburrimiento es necesario para encontrar nuevos alicientes.
Como en la mayoría de valores que debemos inculcar a nuestros niños la mejor forma es «predicar con el ejemplo». Piensa que tu niño va a imitar tu comportamiento por lo tanto, ante una espera, puede hacerlo de forma irascible y quejicosa o con tranquilidad. De todos modos siempre podemos emplear algunos trucos que nos van a venir muy bien ante una situación que requiera algo de paciencia.
- Lleva siempre algunos pequeños juguetes en el bolso, no te ocuparán mucho espacio y siempre te pueden salvar en un momento de aprieto.
- Los cuentos siempre son un buen recurso. No es necesario que vayas cargada con un tomo cada vez que salgas de casa, siempre puedes echar mano a la imaginación y crear una historia entre los dos.
- Las adivinanzas, los trabalenguas, el juego del «veo, veo», nombrar objetos que se encuentren a la vista o hacer un listado de animales, frutas, comidas… También, si es en la espera del médico, podemos utilizar una revista e ir nombrando objetos que aparezcan en ella: un coche blanco, una pelota azul, un vestido rosa…
Vía | Todo papás
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