Aprender a trabajar en equipo en la infancia: 6 lecciones clave

El valor del trabajo en equipo es tan importante durante la infancia que está muy presente en actividades deportivas de grupo, en el aula y en las extraescolares. En realidad, es un aprendizaje que se prolonga también en la madurez, en este caso, en el ámbito profesional o en el campo universitario. Por tanto, aunque es una experiencia que aporta tantos beneficios y posibilidades, el descubrimiento de lo que implica formar un verdadero equipo y ser parte del mismo no es tan sencillo. ¿Qué lecciones podemos destacar en relación con la cuestión planteada a modo de reflexión?

1. El proceso puede ser más importante que los resultados

Las lecciones y enseñanzas que los miembros de un equipo descubren al colaborar en equipo no están determinadas por la calidad de los resultados. Es el proceso el que marca el aprendizaje necesario como medio de superación de obstáculos, refuerzo de la comunicación e implicación en un objetivo común.

El potencial del equipo no se sustenta en el esfuerzo, la implicación o la disposición de uno o varios de sus miembros. Cada uno de los niños que lo compone influye en la evolución del proyecto y, en consecuencia, ocupa un lugar importante. Es decir, debe tener su propio espacio para expresar su voz, desarrollar sus habilidades y compartir sus conocimientos.

3. El acompañamiento es clave

El trabajo en equipo no es un aprendizaje innato, sino que el ser humano desarrolla competencias clave al entrar en contacto con aquellas experiencias en las que colabora con un grupo de personas diferentes con las que comparte un objetivo común. Pues bien, el acompañamiento del profesor o del entrenador deportivo, dependiendo del contexto, es esencial como orientación y ayuda.

4. Los niños ejercitan las habilidades sociales

El equipo tiene un propósito, cumple una misión que está directamente relacionada con el motivo que ha propiciado la creación del grupo. Más allá de la meta, el factor humano es decisivo en este escenario de aprendizaje. Las habilidades sociales mejoran la comunicación y la colaboración durante un proyecto que crece a partir del nosotros.

5. Un equipo crece y mejora a partir de sí mismo

Así como el desarrollo personal se entiende mejor desde una perspectiva individual, y no desde la comparación con los demás, la fortaleza de un equipo también se afianza a partir de un proceso de crecimiento gradual. Es decir, durante la realización de un proyecto, el grupo experimenta un proceso que muestra matices específicos.

6. El objetivo final es muy importante

Colaborar en un equipo no siempre resulta sencillo, especialmente, cuando se producen desacuerdos que parecen difíciles de gestionar a corto plazo. Sin embargo, el propósito del proyecto y la misión que lleva a cabo el grupo conecta con un objetivo final que está integrado en el contexto de la propuesta educativa. Por esta razón, es importante conectar con la meta con frecuencia, especialmente, cuando la finalización del proyecto se desarrolla a largo plazo.

Hay muchos aprendizajes que parecen adquirir un enorme valor en la sociedad actual durante la niñez como, por ejemplo, la comprensión de un segundo idioma. Pues bien, las habilidades relacionadas con el trabajo en equipo merecen una atención esencial porque también pueden aplicarse en proyectos familiares o sociales.

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