Apnea del prematuro
Apnea es un paro en la respiración por más de 10 segundos. En los bebés puede suceder a los nacidos a término pero es más frecuente en los prematuros. Se calcula que la mitad de los bebés prematuros sufren este tipo de apnea y en la mayoría desaparece con el tiempo. En algunos casos el paro temporal de la respiración solo ocurre durante el sueño, sobre todo en la fase REM.
La apnea puede ser idiopática o primaria, de origen desconocido, o secundaria cuando se conoce el origen, un fármaco o alguna alteración en el organismo del bebé. Lo más frecuente es que al ser el bebé prematuro su aparato respiratorio no esté suficientemente maduro. La apnea puede asociarse con una bradicardia, es decir con una disminución del ritmo cardíaco.
Los bebés muy prematuros con apnea permanecen en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatal. Allí tienen controlada su respiración y cuando esta falta en un tiempo previamente fijado, suena una alarma y el personal de la UCIN acude inmediatamente. Puede que la respiración vuelva espontáneamente o que sea necesario realizar una pequeña estimulación. En los casos más graves puede requerir oxígeno.
Lo normal es que la apnea desaparezca cuando el niño habría cumplido entre 34 y 36 semanas de gestación si siguiera en el útero, en cuanto el sistema respiratorio del bebé madura lo suficiente, y que no vuelvan a aparecer. Este tipo de apnea no se relaciona con la muerte súbita del lactante.
No debe confundirse la apnea del prematuro con la respiración periódica del recién nacido. Esta última es un patrón respiratorio normal en los recién nacidos, especialmente en los prematuros, en las que hay pausas de respiración durante el sueño, que no superan los 5 o 10 segundos. No afectan al ritmo cardíaco ni cambian la coloración del bebé. Despues de una parada el pequeño realiza respiraciones rápidas durante 15 o 20 segundos y continúa durmiendo. La respiración periódica tampoco se relaciona con la muerte súbita y no es una patología, por lo que no requiere tratamiento.
Vía | Mapfre
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