Apego: 5 factores que influyen en la formación del vínculo
Un apego seguro aporta protección, bienestar y estabilidad al niño. Sin embargo, existen diferentes factores que influyen en el tipo de vinculación que la madre y el padre establecen con el bebé. En Uno más en la Familia enumeramos cinco variables a tener en cuenta.
1. Cultura: influye en las expectativas, valores y creencias
El niño forma parte de una familia que, a su vez, se integra en un entorno social. Es decir, se enmarca en una cultura que está influenciada por costumbres, tradiciones, valores y realidades concretas. En consecuencia, aunque el entorno cultural no determina el punto de vista individual, el contexto influye en las emociones, las creencias, los pensamientos, la crianza y la filosofía de vida.
2. Edad (de los padres y del hijo)
La edad es una variable que, en el caso de los adultos, se vincula con una experiencia de vida, una etapa concreta y un nivel de madurez. En relación con el niño, la edad muestra su evolución a lo largo del crecimiento. Y es un dato que influye en la formación del vínculo de apego porque las necesidades del peque se actualizan durante los primeros años de vida.
3. Sensibilidad y empatía
Cuando una persona se adentra en la experiencia de la maternidad o la paternidad, no solo descubre un vínculo que cambia su vida para siempre. También se conoce con más nitidez a sí misma. Por ejemplo, puede tomar conciencia de capacidades, habilidades y recursos que elevan su potencial como padre o madre. Pues bien, el grado de sensibilidad y empatía hacia las necesidades del bebé influye en el tipo de apego.
4. Tipo de apego aprendido en la infancia
Padres y madres tienen como referencia el tipo de apego que han aprendido en la infancia. No están determinados de forma absoluta por las experiencias que vivieron en aquella etapa. Sin embargo, la memoria de aquel tiempo sí ofrece una referencia clara (en una dirección u otra). Por ejemplo, algunas personas cuentan con la base sólida de aquellos afectos que les han acompañado durante su niñez. En otros casos, el adulto necesita profundizar en sus carencias afectivas para no trasladar ese peso a su hijo.
5. Red de apoyo: amigos, vecinos y familia
La vinculación entre dos seres es especial en sí misma. Pero en ningún caso es recomendable que dos personas se encierren en su propio universo. Por ejemplo, es recomendable que las parejas compartan momentos a solas cuando han formado una familia. También es conveniente que cada uno disfrute de espacios con sus amigos. Es decir, cada ser humano puede construir una red de apoyo y protección que alimenta su bienestar emocional. Este hecho también influye en la formación del tipo de apego entre la madre o el padre y el bebé.
Esa red de apoyo puede proporcionar ayuda, confianza y seguridad. La realidad opuesta, por el contrario, aporta una mayor sobrecarga y estrés en los progenitores que afrontan un periodo que llega acompañado por la adaptación al cambio, las nuevas responsabilidades y la gestión de las expectativas.
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