Los antibióticos aumentan el riesgo de aborto
El uso de ciertos medicamentos a lo largo del embarazo, y especialmente durante el primer trimestre, sigue siendo un tema delicado y que puede repercutir en el desarrollo del bebé. Sin embargo, en algunos casos, es necesario utilizar algunos fármacos para evitar males mayores, atajando los posibles problemas graves que puedan presentarse.
Este es el caso de los antibióticos, que si bien se utilizan, con cierta seguridad, para atajar infecciones habituales de la gestación, sus riesgos no están, todavía, debidamente testados, por lo que se podrían aumentar ciertos riesgos asociados con el embarazo. Al menos así lo demuestra una investigación en la que se ha comprobado que el uso de antibióticos en las primeras semanas de embarazo, aumenta el riesgo de padecer un aborto espontáneo.
No todos los antibióticos de uso común son igual de perjudiciales
La investigación ha sido llevada a cabo por un grupo de científicos de la Universidad de Montreal, Canadá, y se tomaron como muestra los datos de 8.700 abortos involuntarios que fueron comparados con un grupo de control formado por 87 mil mujeres. La edad con la que contaban las mujeres, al quedarse embarazadas, estaba entre los 15 y los 45 años. La semana en la que, de media, se producía el aborto era la 14. De las 8.700 que experimentaron este suceso, 1.428 habían tomado antibióticos. Sin embargo, de las 87 mil, 11 mil habían tomado el fármaco.
A partir de ese momento, los científicos trataron de comprobar cuales eran los antibióticos que tenían un efecto negativo en el desarrollo del embarazo y que, por lo tanto, aumentan considerablemente el riesgo de interrumpirlo. Entre ese grupo estaban los macrólidos, las quinolonas, las tetraciclinas, las sulfonamidas y el metronidazol. Sin embargo otros antibióticos, también de uso común, no provocaban ese efecto como la eritromicina o la nitrofurantoína.
Azitromicina y Claritromicina, los más peligrosos
De entre todos los antibióticos testados, dos fueron los que se comprobó que eran más peligrosos: azitromicina y claritromicina. Ambos antibióticos suelen ser de uso común y recetados con cierta asiduidad, sin embargo la azitromicina aumenta el riesgo de aborto en un 65 por ciento; en el caso de la claritomicina es del doble.
Ante estos datos, los científicos autores de este informe, quieren alertar a las autoridades sanitarias para que revisen cuidadosamente el tipo de antibióticos que se les ofrecen a las embarazadas para tratar sus infecciones. Aunque, para ser cautos, también podría ser que la dimensión de la infección tratada, también pudiera agravar la interrupción de la gestación.
Vía | Webconsultas
Fotos | 1Aria y Eres mamá
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