Amor de madre: se puede querer a los hijos y a la vez decir tonterías

Amor de madre: se puede querer a los hijos y a la vez decir tonterías

Escrito por: Macarena   @Macarenagonzal    29 marzo 2015    2 minutos

El paso del tiempo provoca que los bebés se conviertan en adolescentes, que a las madres nos salgan algunas canas (me refería a “algunas que sobresalen del tinte, claro está’), y que descubramos pequeñas arrugas en sitios insospechados.

Sin embargo, lo que el transcurrir de los años no cambia es el (incondicional) “amor de madre”…. Y ese querer sirve tanto para proteger a nuestra prole, como para prevenirles de posibles riesgos desconocidos. Esto va de analizar algunas de las verdades inventadas por las madres, que han sido transmitidas de generación en generación, seguid leyendo y veréis:

A Donald Unger cuando era niño, su madre le aseguraba que si hacía crujir sus nudillos, acabaría teniendo problemas, como artritis, o alguna lesión en las articulaciones de las manos. No sé vosotros, pero a mí me encantaba esa práctica, es más, en ocasiones he constatado como mis dedos tenían más movilidad… ¿o simplemente quería creerlo?

El caso es que cuando creció, el señor Donald se empeñó en demostrar que su mamá, estaba más que equivocada; porque se puede querer mucho a los hijos y no saber de que se habla, son cosas perfectamente compatibles. Y ¡lo hizo!, quiero decir que lo demostró pues se ha pasado 60 años doblando los dedos por los nudillos para conseguir ese ‘croc’ tan inconfundible. Todo ese tiempo ha crujido los nudillos de su mano izquierda, y ahora (gracias a la técnicas de radiodiagnóstico) sabe que sus manos han cambiado al mismo tiempo, y que ninguna de las dos ha desarrollado más artritis que otra.

Como sabéis (sí, es para sonrojarse, pero es una verdad como una casa), las frases basadas en ninguna evidencia contrastada que decimos las madres, se pueden contar por decenas. ‘Si te hurgas la nariz te la ensancharás’, ‘¡nada de meterte en la piscina que sólo hace media hora que has comido!’, ‘¡mira que te he dicho que no se traga el chicle! ¡se te va a pegar el estómago!’.

Y que me decís de ‘¿todavía no te has bebido el zumo?, ahora ya no quedarán vitaminas’; o mejor aún es cuando nuestra madre nos asegura que (habiéndonos convertidos en padres) ‘al bebé no le hace ningún daño comer tierra, es sanísimo’, os prometo que no he regañado a mis hijos por meterse tierra en la boca mientras no les vigilaba, pero sano, sano, ¡no sé yo!.

Está por ver si hay más personas en el mundo intentando desmentir a sus madres, a pesar de todos los sacrificios que ellas han hecho por ellas, pero todo sea por hacer honor a la verdad. Además como también soy hija sé que a una madre se la quiere incondicionalmente aunque diga tonterías, ¿no creéis?

Vía | Microsiervos
Imagen | Toshimasa Ishibashi

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