Ambivalencia afectiva: cómo se manifiesta en la maternidad
El ser humano puede experimentar numerosas contradicciones. También en el plano emocional es posible vivir el efecto de emociones que parecen no alinearse. Un acontecimiento tan vital como la maternidad está acompañado por emociones que producen la máxima felicidad. Sin embargo, la alegría en esta etapa no se describe a través de una línea recta.
Existen cambios y puntos de inflexión que se muestran, por ejemplo, en aquellos instantes en los que el cansancio, el agotamiento y la nostalgia del pasado hacen acto de presencia. La ambivalencia en la maternidad, al igual que en cualquier otro periodo vital, muestra la esencia de la contradicción. Una contradicción que se contextualiza en un plano de la vida que presenta múltiples oportunidades, pero también grandes retos y dificultades.
Sentimientos contradictorios en torno a una misma situación
En ocasiones, la ambivalencia afectiva se silencia cuando la persona solo comparte con sus amigos y familiares el lado amable de esta nueva etapa. Y, sin embargo, no se da el permiso de sentir otras emociones menos agradables pero igualmente necesarias. El amor incondicional hacia el bebé no evita que también puedan aparecer otros sentimientos como la frustración, el miedo o el egoísmo. Es habitual etiquetar ese tipo de experiencias emocionales como si fuesen negativas, cuando en realidad, forman parte del mundo interior. Es positivo validar y aceptar aquello que ocurre en el mundo personal.
La ambivalencia afectiva en la maternidad en ocasiones se percibe desde la mirada que produce un vínculo tan idealizado. Durante el periodo de embarazo es habitual poner el foco de atención en los aspectos felices de la nueva etapa. Después del nacimiento del bebé puede producirse una ruptura de expectativas ante la realidad del día a día. Y, entonces, se crea una ambivalencia afectiva en quien siente la inmensidad del gozo y, en algunos instantes, un sentimiento opuesto.
Cómo gestionar la ambivalencia afectiva
Cuando la persona hace balance de esta etapa de su vida se siente muy afortunada. Las conclusiones que establece en torno al momento en el que se encuentra son muy positivas. Pero eso no impide que también haya otros matices que forman parte de su mundo emocional. ¿Cómo gestionar la ambivalencia afectiva?
1. Escucha tus necesidades
El vínculo materno-filial tiene una complejidad añadida en la etapa inicial. El bebé requiere de tanto nivel de atención que esta dedicación deja menos espacio para una misma. Sin embargo, es indispensable que cultives el autoconocimiento para descubrirte a ti misma en este nuevo rol.
2. Observa la contradicción como un ingrediente de la realidad
La contradicción es universal, forma parte de lo real. Por tanto, no magnifiques tus propias dificultades, intenta relativizar esas sensaciones. Contradicciones que, por otra parte, son concretas y pasajeras.
3. Transforma la ambivalencia en una fuente de creatividad
Más allá de los mitos falsos que acompañan a una visión idealizada de la maternidad, está el testimonio real de quienes, desde su perspectiva particular, experimentan vivencias que están llenas de belleza, pero también, de posibles imperfecciones. Escribir un diario es un ejercicio terapéutico que permite clarificar sentimientos.
4. Acepta que tu vida ha cambiado
La ambivalencia en la maternidad crece a partir de la comparación con el pasado. Te encuentras en otra etapa de tu vida, y necesitas tiempo para adaptarte a cambios que, por otra parte, no son sencillos. Acepta las dificultades de este tiempo y observa tu propia resiliencia.
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