El ambiente familiar para el niño hiperactivo
Educar a un niño diagnosticado de TDAH o hiperactividad no es nada fácil. A menudo, convivir con ellos resulta extremadamente complicado, mucho más si comprobamos que, tratándose de una cuestión hereditaria, puede que en el mismo hogar se presente más de un caso, lo que nos obligará a tener que tomar medidas extraordinarias para que la convivencia no se convierta en un infierno.
Debido a sus grandes dosis de energía, nerviosismo constante y movimientos infinitos, querrá estar haciendo cosas en todo momento, así que no es extraño que, según las estadísticas, este tipo de niños son los que más accidentes sufren en el hogar, algo que debemos estar controlando en todo momento. Sin duda, el ambiente familiar es fundamental pero ¿cuál es el más adecuado para ellos?
Una casa adaptada a sus necesidades
Precisamente por tratarse de niños que suelen sufrir más accidentes hogareños de lo normal, es importante que evitemos zonas de peligro, especialmente cuando son todavía pequeños. A medida que van creciendo estas medidas se pueden ir rebajando aunque sin perderlas de vista.
Lo ideal sería vivir en una zona con el menor número de ruidos posibles. El exceso de ruido suele alterarles mucho más, por lo que resulta contraproducente. Su cuarto de juegos o para hacer los deberes escolares, debe estar lo más silencioso posible, sin demasiada luz y sin nada que les distraiga, como música, televisión… Así será la mejor forma de que se puedan concentrar con más facilidad.
Hábitos, límites y horarios bien establecidos
Si todos los niños necesitan de hábitos, límites y horarios, los peques con hiperactividad mucho más. Para ellos es fundamental que sus actividades estén bien delimitadas, siguiendo un orden y un horario concreto. A determinada hora se levanta, se asea, se viste, desayuna, va al cole… Este orden, que parece excesivamente estricto, le ayudará a establecer una rutina que le hará estar más relajado y cómodo.
Los límites en cualquier convivencia con niños (y no tan niños) son fundamentales. Hay que tener muy claro qué cosas pueden hacerse y qué cosas no. Siempre puede existir un margen para la flexibilidad, pero ha de ser el mínimo. Esta rigurosidad les da confianza y seguridad, por lo tanto es muy necesaria.
Fomenta sus habilidades y ayúdale en la comunicación
Ante el desespero y angustia que provocan ciertas actuaciones del niño hiperactivo, los padres tienden a entrar en la crítica con demasiada facilidad, olvidando que, también, tienen sus habilidades, sus logros diarios y grandes retos por resolver. Ayúdale y anímale a que se sienta realizado, querido y, sobre todo, comprendido.
Por eso, la comunicación familiar es fundamental. Se ha de crear un ambiente propicio para que el niño pueda expresarse con naturalidad, compartiendo sus temores, alegrías o dudas, de esta forma aumentará la confianza en sí mismo, ya que se sentirá escuchado, valorado y comprendido.
Fotos | CRN Noticias y Hogarus
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