Alianzas entre padres e hijos: ¿Cómo influyen en la pareja?
Muchas de las dinámicas que se desarrollan en una familia pueden analizarse desde la óptica de un sistema. Es decir, más allá de poner el foco en la dimensión individual de un comportamiento concreto, existen patrones que implican a todos los miembros de algún modo. La cohesión, el sentido de pertenencia y la unión son muy importantes para el niño.
Sin embargo, también existen procesos que crean algún tipo de división en el hogar. Existe una circunstancia que puede producirse en las familias, y comentamos a continuación en el artículo: la alianza que un padre o una madre establece con uno o con todos sus hijos.
Qué son las alianzas y coaliciones en el ámbito familiar
A priori, no existe ningún aspecto negativo en esta forma de vinculación si no fuese porque, generalmente, la alianza se establece frente a un tercero. De este modo, cuando un progenitor crea esta forma de vinculación con uno de sus hijos, ese hecho no influye positivamente en la relación de pareja. Aunque las alianzas parecen más visibles cuando se produce un divorcio complejo, en el que los hijos sienten que tienen que adoptar una posición de defensa a favor de una de sus figuras de referencia, es un hecho que también se integra en la vida cotidiana de una familia con niños. Es un tipo de alianza que, en realidad, se conoce con el nombre de coalición. Y no crea conexión, sino división. Debilita la propia estructura familiar si la dificultad se cronifica y se agrava en el tiempo.
¿Por qué se produce este tipo de dinámica en un divorcio o en la vida familiar?
No es fácil responder a dicha pregunta sin caer en el riesgo de la generalización. Y cada hogar requiere de un análisis concreto que, como hemos comentado, se comprende mejor desde un punto de vista sistémico y holístico. Pero sí podemos deducir qué ocurre cuando un adulto establece una alianza con su hijo, mientras que mantiene un desacuerdo con su pareja en relación con un punto que, en su origen, ha derivado en esa situación.
El adulto pone el foco de atención en una alianza en la que encuentra un apoyo. Sin embargo, esa situación es un parche que no consigue tapar otras carencias o dificultades que existen en la relación de pareja, en el vínculo de padres o en el propio marco familiar. Es un tema que puede parecer más secundario cuando el niño es un bebé. Sin embargo, es un aspecto que conviene recordar desde el mismo instante de su nacimiento o incluso antes.
Porque su llegada no solo aporta alegría, sino que también modifica la realidad de la pareja. En ese caso, su vínculo sentimental se completa con las responsabilidades parentales. Y la alianza entre un padre y un hijo rompe con la asimetría que caracteriza a ese tipo de vínculo (y que por el contrario debe estar presente en la relación de los adultos). Una familia unida puede representarse, en cierto modo, como un buen equipo. Pues bien, todo equipo se debilita cuando existen dinámicas que crean separación entre varios de sus miembros.
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