Adolescencia: cuando cambia la relación entre abuelos y nietos

Las relaciones entre padres e hijos, así como los vínculos entre abuelos y nietos, no son estáticos. Con frecuencia, la etapa de la adolescencia marca un punto de inflexión temporal en diferentes lazos afectivos.
Por ello, la flexibilidad es un pilar clave para acompañar al adolescente en esta etapa, entendiendo que sus circunstancias y necesidades son diferentes. En ocasiones, uno de los cambios más significativos que se produce entre abuelos y nietos adolescentes, en comparación con la infancia, tiene que ver con la rutina de visitas, planes y tiempo compartido en común.
La confianza y la conexión emocional, claves en la relación entre abuelos y nietos
Durante la etapa de la adolescencia suele ocurrir que, así como los adolescentes pasan más tiempo con sus amigos y, en consecuencia, también hacen menos planes con sus padres, es posible que también visiten con menos frecuencia a sus abuelos o que los encuentros sean más breves. El tiempo compartido en común es significativo, sin embargo, conviene analizar la situación más allá de ese cambio puntual. Lo verdaderamente importante, en relación con la esencia del vínculo entre abuelos y nietos, es la confianza.
Una confianza que se sostiene sobre los cimientos de la comunicación, la convivencia y los recuerdos compartidos en común. Cuando los nietos visitan menos a los abuelos o protagonizan visitas más breves, los adultos pueden sentir añoranza o dejarse llevar por las quejas y los reproches ante una situación que no se ajusta a sus expectativas. Sin embargo, la paciencia, la flexibilidad y la inteligencia emocional son esenciales para evolucionar no solo en la vida, sino también en los cambios que acompañan a los vínculos afectivos que se producen en la familia.
Más allá de las visitas, otros aspectos a valorar
En aquellos casos en los que los nietos visitan con menos frecuencia a los abuelos, conviene valorar otras cuestiones. ¿La confianza previa se mantiene o se ha enfriado la comunicación? ¿Se han perdido algunas rutinas que han dado paso a otras nuevas o se ha producido un vacío? ¿Existe un buen nivel de conexión entre ambos o sería recomendable hacer algo para mejorar esta perspectiva?
Por otra parte, hay que tener en cuenta otras cuestiones que son propias de esta etapa. En este contexto, como hemos indicado, el grupo de amigos y el sentimiento de pertenencia son muy positivos para el adolescente. Y eso no significa que la familia quede en un segundo plano, puesto que padres y abuelos son una fuente de seguridad y protección. Sin embargo, el adolescente muestra un mayor nivel de autonomía respecto a la infancia. Por otra parte, en relación con el plano académico, se encuentra en una etapa que implica más horas de estudio, deberes y dedicación. Y este nivel de responsabilidad también repercute en la gestión del tiempo.
Por tanto, no se debería normalizar o justificar que los nietos no quieran visitar a los abuelos, si la relación ha sido positiva hasta entonces. Pero también conviene entender que se pueden producir cambios en rutinas previas, sin que eso implique que existe una menor conexión emocional.
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