Los abuelos son perjudiciales para la salud infantil, según un estudio
En los últimos tiempos, los abuelos se han convertido en un pilar fundamental dentro de la crianza de sus nietos. Debido a la incursión de la mujer en el mundo laboral y el aumento de los padres que quieren vivir la experiencia de los hijos sin pareja, los abuelos han tomado las riendas de la educación y cuidado de los menores, convirtiéndose, casi a tiempo completo, en sus referentes.
Lo que, a priori, es toda una experiencia llena de ventajas, un grupo de científicos escoceses han conseguido ofrecernos una visión bien distinta, afirmando que los niños que son criados por sus abuelos tienen un mayor riesgo de padecer enfermedades graves llegados a la edad adulta.
Perjuicios para la salud física pero ¿y para la emocional?
Se trata de un estudio llevado a cabo en la Universidad de Ciencias de la Salud Pública de Glasgow, en Reino Unido. Para llevarla a cabo se tomaron 56 estudios, realizados en 18 países, en los que se tomaba como referencia la influencia que tenían los abuelos en las vidas de sus nietos. Es así como determinaron, que en reglas generales, esa influencia era totalmente negativa. Claro que solo se limitaron a que el estudio se quedara con la parte meramente física, sin entrar en los beneficios que esta relación podía ofrecer a nivel emocional o sentimental.
Alimentación, sedentarismo y tabaco
Las razones que esgrimen estos científicos, y que parece ser que se repiten como un patrón en todos los casos, son las siguientes:
- Los abuelos son especialmente consentidores en el terreno de la alimentación. Hablar de una dieta equilibrada o con nutrientes más sanos, no suele ser la norma habitual en los alimentos que ofrecen a los niños. Demasiados dulces o un exceso de grasas, suelen ser habituales en las comidas de estos peques, aunque los abuelos no lo ven como un peligro para la integridad de su salud.
- Con los abuelos los niños hacen menos ejercicio. Suelen quedarse más en casa viendo la tele o jugando a la consola. El sedentarismo es mucho más habitual en los niños que son criados por los abuelos, por lo tanto el riesgo de padecer obesidad es mucho mayor.
- También se ha comprobado que los abuelos fumadores no renuncian a su hábito a pesar de tener a los niños cerca. Estos «humos», y el contacto directo con la nicotina, hacen que aumente el riesgo de que los niños sufran enfermedades respiratorias y, con el tiempo, desarrollen cáncer.
Todos estos condicionantes, que en ningún momento son intencionados, forman un conjunto de perjuicios que pueden aumentar, de forma considerable, los riesgos de que el niño padezca algún tipo de enfermedad grave en un futuro.
Vía | Cuatro
Fotos | Revista Intuición y La portada Canadá
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