7 características de un maestro que deja huella en los alumnos
La calidad de la enseñanza y la excelencia en la labor profesional van mucho más allá de contar con una titulación determinada. Como padre o madre seguro que recuerdas el ejemplo de algún maestro de la infancia a quien todavía recuerdas con gratitud en la etapa adulta. Pues bien, ese tipo de influencia también produce un impacto trascendente en los niños en la actualidad. ¿Cuáles son las características más destacadas de los maestros que dejan huella en los alumnos?
1. Una vocación que perdura
La vocación profesional también puede ser dañada y debilitada por factores externos complejos que se resisten durante mucho tiempo. Sin embargo, uno de los factores que destaca en un maestro excelente es la permanencia de la vocación como un motor del trabajo diario.
2. Creen en el potencial de todos los alumnos
La autoestima de un alumno también se fortalece a través de la motivación externa que recibe por parte de sus figuras de referencia. Un buen maestro cree firmemente en el potencial de todos los alumnos. Y se implica para encontrar el camino que dé forma a ese acompañamiento que necesita cada niño para avanzar. La película Los chicos del coro invita a la reflexión en torno a este punto.
3. Forman y educan para la vida
El conocimiento de la asignatura va mucho más allá de esa materia en sí misma. Puede convertirse en una oportunidad para formar y educar en otros muchos aspectos vinculados con la vida práctica como, por ejemplo, los valores, el trabajo en equipo o la colaboración.
4. Educan con el corazón
La enseñanza integra diferentes factores como la inteligencia, la razón o la intuición. Pero la labor del maestro también implica de forma directa el corazón: la bondad, la empatía, la sensibilidad, la humildad, la confianza y la búsqueda de sentido son una constante en el trabajo de aquellos profesionales que, a través de una enseñanza humanista y trascedente, dejan huella en los alumnos.
5. Dejan huella en la autoestima y la autoconfianza
Un maestro que se convierte en una inspiración por su forma de ejercer la enseñanza no solo transmite conocimientos. Tiene un impacto integral en la vida del alumno a través de una huella que perdura en la autoestima de quien, en algún momento, recibió la confianza incondicional, las palabras de refuerzo positivo y el acompañamiento de ese maestro que ilumina la vida de sus alumnos e, incluso, de las familias.
6. Capacidad de observación
La capacidad de observación es clave para descubrir la realidad concreta de cada alumno. Y un buen maestro destaca por su capacidad de atención para percibir detalles que pasan más desapercibidos para quien analiza una situación desde un enfoque más superficial.
7. Trabajo en equipo
Generalmente, cuando un maestro deja huella en la vida de sus alumnos, no solo es un mentor para los niños, sino que también es un referente para otros compañeros de trabajo que cuentan con el aliado perfecto para impulsar mejoras en el centro, abordar proyectos de equipo o potenciar la implicación de las familias en la escuela.
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