6 razones para potenciar la autonomía personal en los niños
El desarrollo de la autonomía se percibe con especial claridad durante la infancia, periodo en el que se integra dentro de un proceso gradual. Sin embargo, es una capacidad que también debemos entrenar en la vida adulta. Es decir, es positivo que una persona no delegue en otra algo que puede hacer por sí misma (al menos de forma habitual).
El desarrollo de la autonomía en el niño conecta con su potencialidad. Es decir, cuando integras esta mirada en la educación de tu hijo, percibes los objetivos que puede llegar a lograr por medio del aprendizaje de habilidades y el cumplimiento de logros significativos. Por esta razón, el entorno educativo y familiar crean las condiciones favorables para alimentar la autonomía en niños y niñas (siempre desde el respeto a la realidad individual, al ritmo de aprendizaje y las necesidades individuales). En Uno más en la Familia te damos seis razones para potenciar la autonomía en tu hijo.
1. Evolución en la relación con el entorno
La relación que el peque establece con el entorno y con la realidad no es estática. Esta varía en función de su propia perspectiva. Conforme el niño desarrolla su autonomía, reduce su nivel de dependencia con sus figuras de referencia. Adquiere nuevas habilidades para conocer, descubrir y experimentar.
2. Superación de dificultades
El desarrollo de la autonomía no es ni inmediato, ni lineal. Sin embargo, aquellas condiciones que propician esta evolución, hacen posible que el niño desarrolle habilidades clave para resolver pequeños obstáculos que experimenta durante el proceso.
3. Preparación para dar nuevos pasos
Un logro se convierte en una preparación para dar otros pasos significativos. De este modo, cuando observas y pones en perspectiva la evolución que ha experimentado tu hijo en un periodo de tiempo específico, tomas conciencia de que esos pasos han seguido una secuencia paulatina y gradual. Sin los primeros, no hubiese sido posible alcanzar las últimas metas.
4. Fortalecer el vínculo con el niño
La autonomía del niño también repercute en el adulto. Por ejemplo, la sobreprotección familiar limita la capacidad del bebé para poner en práctica nuevas habilidades. Del mismo modo, la autonomía del peque también crea nuevas circunstancias en los padres. Por ejemplo, cada uno puede ir encontrando pequeños espacios para sí mismo.
5. Desarrollo pleno
Cuando el entorno adopta medidas que se adaptan a las necesidades del niño, y promueve su autonomía en un contexto de seguridad, también alimenta su desarrollo desde un punto de vista integral. Es un proceso que nutre su autoestima, estimula sus sentidos, refuerza su bienestar emocional y fortalece su curiosidad. No solo adquiere una mayor conexión con el entorno, sino también con sus propias capacidades.
6. Aprendizaje práctico centrado en la experiencia
Fomentar la autonomía en el peque es un hecho que repercute directamente en su aprendizaje. Un aprendizaje que tiene un enfoque práctico, vivencial y personal. En esta etapa de la vida, el niño adquiere numerosas referencias a través de la observación del entorno. Así lo muestran la imitación y el juego simbólico. Pues bien, también es esencial que el niño experimente desde su propia realidad en tareas que se integran en la vida cotidiana.
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