6 razones para que los niños visiten la biblioteca en verano
Muchas familias han integrado la rutina de acudir a la biblioteca en su calendario semanal. Sin embargo, la llegada del verano también puede debilitar esta costumbre tan positiva como ocurre cuando otros planes eclipsan completamente esta experiencia. Por ello, cuando todavía quedan varias semanas para el inicio de las vacaciones de verano, reflexionamos sobre la importancia que tiene fomentar este hábito (aunque sea en un horario diferente).
1. Hay tiempo para todo (al menos para lo importante)
El verano aporta una nueva perspectiva del tiempo con jornadas muy luminosas que parecen interminables. De este modo, surge el deseo de hacer espacio a tantas actividades y proyectos que tal vez se han pospuesto hasta la llegada del verano. Pues bien, hay tiempo para todo, al menos para lo importante. Y la lectura merece integrarse en los primeros puestos de la lista de prioridades de las próximas vacaciones.
2. El ambiente de la biblioteca cambia y se actualiza
El verano es una excelente oportunidad para descubrir el ambiente de la biblioteca desde una perspectiva diferente. Durante el curso escolar, acuden muchos estudiantes a hacer los deberes o realizar trabajos de equipo. También asisten profesionales que están inmersos en la preparación de una oposición. Sin embargo, el ritmo estival también se refleja en numerosas bibliotecas que tienen una actividad menos intensa o se disfrutan de otra manera.
3. Lecturas refrescantes
El catálogo de una biblioteca es tan extenso que siempre sorprende con nuevas posibles ideas de lectura. Los niños no solo pueden fijarse en obras que se integran a la lista de novedades en una de las secciones más visitadas del centro. Es probable que un libro que ha estado allí durante mucho tiempo, haya pasado desapercibido ante la mirada infantil. Es decir, el verano es el periodo perfecto para enriquecer el tiempo de ocio con lecturas divertidas y refrescantes.
4. Mantener el hábito para continuar con esa costumbre en la vuelta al cole
A veces, la vuelta al cole supone retomar numerosas rutinas que se han abandonado durante el verano. Pero las bibliotecas siguen abiertas durante las vacaciones (aunque suelen actualizar su horario). Y ofrecen una oferta de ocio cultural que resulta accesible para cualquier familia. Al mantener este hábito durante las vacaciones, es más fácil continuar con la visita a la biblioteca tras la vuelta a clase.
5. Hay una biblioteca próxima a cualquier destino
La rutina de algunas familias cambia de forma notable durante el verano. A veces, este periodo del año transcurre en un nuevo destino. Sin embargo, las bibliotecas destacan por su accesibilidad y cercanía. De hecho, las bibliotecas no solo desarrollan una importante labor en el ámbito cultural en las ciudades, sino que también están muy presentes en el entorno rural.
6. Un plan familiar
Los planes familiares adquieren una nueva vida durante el verano en aquellos días en los que la flexibilidad de horarios es visible en la agenda de padres e hijos. Pues bien, ir a la biblioteca es una rutina que no solo enriquece a los niños, sino que como padre o madre también puedes aprovechar la ocasión para elegir libros que te interese leer en casa en vacaciones.
Sin duda, más allá de la piscina, la playa, los museos, los campamentos de verano, los eventos al aire libre y los viajes, la oferta de las bibliotecas también merece una atención especial durante los meses de junio, julio, agosto y septiembre.
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