6 consejos para ayudar a los niños a no posponer las tareas
La postergación no entiende de edades. Aplazar para otro momento un objetivo importante es un acto muy humano. Sin embargo, es un hecho que produce consecuencias incómodas. Por ejemplo, la procrastinación genera emociones desagradables que tienen que ver con el peso que dejan los asuntos pendientes. Aquello que no era urgente en un primer momento, adquiere una perspectiva distinta tras una inadecuada planificación del tiempo. ¿Cómo ayudar a los niños a no posponer las tareas? En El Blog Infantil compartimos algunas ideas.
1. Taller de estudio dirigido
Las sesiones de un taller de estudio dirigido están orientadas al descubrimiento de recursos y herramientas que fomentan la autonomía en la realización de los deberes. Es decir, el alumno aprende hábitos positivos para conseguir los objetivos académicos. Por ejemplo, identifica las claves de una organización eficaz.
2. Evitar la sobreprotección
Una inadecuada planificación del tiempo ofrece lecciones que son muy positivas. Las enseñanzas adquiridas tienen un componente vivencial. El niño ha experimentado el efecto negativo que produce la postergación. Y, por tanto, al poner en perspectiva las consecuencias puede implementar cambios para que esa situación no vuelva a repetirse (o se produzca con menos frecuencia).
3. Planificación de una rutina familiar
El calendario del hogar está integrado por tiempos que muestran responsabilidades individuales y espacios compartidos. ¿Cuál es el plan que está programado para llevarse a cabo después de la realización de las tareas escolares?
4. Ofrece herramientas prácticas para la gestión del tiempo
Existen recursos que tienen una utilidad práctica en la gestión del calendario. Una agenda es uno de los medios básicos que el niño puede utilizar para anotar las tareas pendientes. Aquello que no se escribe puede llegar a pasar desapercibido. Sin embargo, la información expuesta sobre el papel adquiere una mayor visibilidad.
5. Evitar las etiquetas negativas
En ocasiones, es posible cometer el error de establecer una relación de causa y efecto entre la postergación y la falta de voluntad. Es importante evitar las etiquetas y adjetivos que pueden dañar la autoestima infantil. Por el contrario, es necesario potenciar su confianza y su amor propio. En ocasiones, este hecho se convierte en un motivo de tensión familiar. Sin embargo, es aconsejable desdramatizar la postergación. Ya no es posible cambiar lo ocurrido, pero sí existe la alternativa de aprender hábitos que creen un nuevo contexto en el futuro.
Por otra parte, conviene observar en qué momentos y situaciones se produce con más frecuencia la inercia de postergar una tarea pendiente. Por ejemplo, es un hecho que quizá se manifieste con más frecuencia durante el fin de semana que en un día de clase.
6. Educar desde el ejemplo
Las tareas pendientes son una fuente de estrés en la infancia y también en la etapa adulta. Dejar para el último momento un asunto, que no era urgente en un primer instante, es un fallo frecuente. El niño observa el ejemplo de acciones cotidianas que están directamente relacionadas con una óptima organización de las horas y, también, con la situación opuesta.
Para ayudar a los niños a no posponer las tareas es recomendable evitar el perfeccionismo que se manifiesta a través de los conceptos «siempre» o «nunca».
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