5 ventajas de los viajes en soledad para madres y padres
En una familia existen distintos vínculos afectivos que necesitan ser alimentados con tiempo compartido en común. Pero la felicidad en compañía aumenta cuando cada ser humano se siente bien consigo mismo. Durante el periodo de vacaciones existe una rutina que algunos padres y madres integran. Disfrutar de un viaje breve en soledad, de forma individual, no siempre resulta sencillo.
Es importante planificar los detalles de esta escapada y contar con la infraestructura que haga posible esta experiencia. Pero, además, los adultos también deben superar sus propias creencias limitantes en torno a la posibilidad de viajar sin los niños. ¿Cuáles son las ventajas de vivir esta experiencia una vez al año? En Uno más en la Familia analizamos algunas cuestiones.
1. Descanso
Las responsabilidades y ocupaciones de cada día pueden dar lugar a un cansancio acumulado. Viajar en soledad es una forma de hacer una pausa en la rutina para encontrar espacio para uno mismo. Este hecho aumenta el descanso en quien, durante unos días, puede desconectar de las tareas habituales.
2. Autoconocimiento
El papel que desempeña un padre o una madre en la vida de su hijo es muy importante. Pero la esencia de los progenitores no se limita a este rol. Un viaje en soledad es una aventura de autoconocimiento que permite encontrar un lugar y un espacio para pensar con calma en aspectos importantes de la existencia.
Aspectos que pueden estar relacionados con la vida familiar pero, también, con el propio desarrollo personal. Descubrirte como persona, como un ser autónomo e independiente, es un aprendizaje necesario. Cuando las labores diarias ocupan la mayor parte del tiempo, quizá dejes en un segundo plano la introspección.
3. Echar de menos
La vida familiar está marcada por la cercanía y, por tanto, por la presencia. Pero existe un sentimiento que también es positivo: echar de menos. Esta es una de las sensaciones que puede experimentar quien realiza un viaje en soledad.
Disfruta de esa aventura y, en algunos instantes, también añora más a su familia. Echar de menos no es un sentimiento negativo, aunque a veces resulta incómodo. Y un viaje permite poner en perspectiva el propio sentimiento que está directamente vinculado con la expectativa del reencuentro posterior.
4. Hacer cambios en la vida familiar
La dinámica de los días avanza a un ritmo tan cotidiano que, en ocasiones, es necesario hacer un viaje para poner en valor aspectos que pasan más desapercibidos en la vida diaria. Y, por tanto, las reflexiones y conclusiones de los días fuera de casa puede materializarse en objetivos y novedades que repercuten de forma positiva en la familia. Los cambios positivos son aquellos que tienen un sentido y una finalidad.
5. Prevenir el estrés
Las dificultades para conciliar, en ocasiones, incrementan el nivel de estrés en padres y madres. Sin embargo, es posible adoptar una actitud proactiva al integrar algunas medidas concretas en el estilo de vida. Realizar un viaje breve sin niños es una propuesta que puedes anotar en tu agenda como un posible proyecto que tal vez lleves a cabo a corto, medio o largo plazo.
La propia vida familiar es un viaje compartido en común con seres queridos y especiales. Un proyecto de estas características también se complementa con la necesidad de encontrar tiempo para estar a solas.
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