5 razones para no compartir fotos de niños en redes sociales
Las redes sociales muestran la innovación de la tecnología puesta en relación con la comunicación. Las redes sociales como medio tienen un fin muy positivo siempre que se mantiene la conexión con el objetivo. El efecto imitación está muy presente en las redes sociales al observar galerías de imágenes familiares con diferentes protagonistas pero con una esencia similar.
Aquella que hace de algo cotidiano algo extraordinario medido en términos de «likes» y de «viralidad». Muchas de estas imágenes son realmente bonitas. Sin embargo, algo ha cambiado en la era de las redes sociales cuando imágenes que anteriormente quedaban en el álbum privado del hogar, ahora se exponen de forma pública ante el escaparate online. Al publicar fotos de los niños en redes sociales es muy importante leer con detenimiento la información de cada red social. ¿Cuáles son las razones por las que es mejor no compartir fotografías de los niños en este marco?
1. A través del presente influyes en el futuro
Las redes sociales muestran el lenguaje de la inmediatez de nuevas publicaciones que, a su vez, reciben también una interacción inmediata. Sin embargo, los tiempos de la vida son distintos. En el plano de la vida, es recomendable observar la referencia del largo plazo. Los niños no serán niños eternamente.
Por ello, la publicación de estas fotografías debe contextualizarse no solo en el marco de los posibles riesgos derivados de esta acción en las redes sociales, sino que también debe ponerse en relación con la propia vida. La visión de una imagen compartida puede ser diferente a posteriori.
En el universo online, las acciones tienen una memoria puesto que la huella digital de las fotografías publicadas permanece presente a lo largo del tiempo.
2. Privacidad
En la nueva profesión de influencer, los niños parecen formar parte del trabajo de quienes exponen con mucha frecuencia instantes de una vida familiar que parece convertirse en un valor de marca. ¿En qué otro puesto de empleo ocurre lo mismo? ¿En qué puesto de empleo no existe una diferenciación entre la vida personal y el ámbito profesional?
Muchas de estas imágenes describen escenas de la rutina cotidiana. Escenas que por familiares que puedan resultar en esencia no dejan de ser íntimas a partir del valor de la privacidad. Existe una diferencia entre guardar ese instante en la intimidad del hogar o hacerlo público ante una audiencia numerosa.
La protección de la privacidad de los niños en las redes sociales es también una defensa del derecho a su anonimato. Un anonimato incompatible con el protagonismo frecuente en redes sociales como Instagram. Un protagonismo que no solo está acompañado por el lenguaje visual de las fotografías, sino también por la información en texto. Los niños tienen derecho al anonimato.
3. Educación
Educar a través del ejemplo es uno de los criterios básicos que los adultos pueden seguir para inspirar a sus hijos. La formación en torno al uso seguro de las nuevas tecnologías no está exenta de contradicciones cuando padres y madres desean acompañar a sus hijos en el refuerzo de este mensaje, pero a su vez, muestran con tanta naturalidad fotografías familiares ante una audiencia numerosa.
4. Tu hijo es protagonista de su vida
La biografía de cada ser humano muestra el protagonismo de quien toma sus propias decisiones. En el contexto actual, el ser humano no solo deja su propia huella en el universo presencial por medio de sus palabras, comportamientos y acciones, sino que esta marca personal también es visible a nivel online.
La libertad es un don del ser humano y el adulto tiene el derecho de decidir en qué momento quiere comenzar a afianzar su marca personal (si desea hacerlo). Es decir, la decisión de publicar fotografías en las redes sociales es personal y cada ser humano tiene derecho a decidir sobre una cuestión que tiene que ver con su vida y con su propia imagen.
5. Vanidad
Compartir fotografías de los niños en las redes sociales no es un hecho imprescindible. ¿Qué aporta realmente esta información? La respuesta en torno a esta pregunta puede conectar con el propio ego aunque muchas veces este hecho no sea reconocido como tal. El narcisismo es visible en las redes sociales cuando el contenido constante gira en torno al «yo».
Todos los niños son especiales. Lo especial de cada ser humano no se mide por el número de comentarios positivos, sino por su propia esencia.
La tecnología forma parte de nuestra vida de una manera tan constante y recurrente que conviene acompañar el uso de esta herramienta de la reflexión de quien se plantea no solo si desea compartir o no fotografías de sus hijos en redes sociales, sino también, por qué desea hacerlo y en qué modo puede hacer que este gesto sea seguro. Es decir, intenta observar aquello que parece esconderse en una imagen familiar para leer más allá de lo evidente de una foto que adquiere una nueva dimensión en este contexto online.
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