5 consejos para ser más paciente con los hijos en la vida familiar
La paciencia no es un ingrediente que siempre se presenta en la dosis exacta en diferentes situaciones de la vida familiar. Sin embargo, sí es una capacidad que puedes alimentar y cultivar de forma consciente. En Uno más en la Familia presentamos cinco consejos para ser más paciente con los hijos incluso cuando parece imposible.
1. Identifica en qué situaciones te sientes más vulnerable y cansado
Escribir un diario emocional, en el que realices un breve registro de aquellos instantes en los que te sientes al límite de la impaciencia en la vida familiar, puede ayudarte a poner luz a situaciones que quedan perfectamente contextualizadas. Es posible que identifiques factores comunes que se repiten en aquellos instantes en los que te sientes desbordado por el ritmo de los acontecimientos.
2. Nombra los primeros síntomas de impaciencia
La pérdida de impaciencia no se materializa de forma repentina sino gradual. Sin embargo, es habitual que los primeros síntomas de cansancio emocional pasen desapercibidos. Utiliza tu diario para poner nombre a esas sensaciones que experimentas habitualmente cuando te encuentras en ese proceso. Identifica las señales de alarma, de este modo, podrás reconocerlas en una próxima ocasión.
3. ¿Qué podrías hacer de un modo diferente para obtener resultados distintos?
El riesgo de las decisiones tomadas desde la impaciencia es que padres y madres pueden posicionarse ante la realidad de forma reactiva. Y, también, es posible que adopten un rol similar en momentos diferentes. Sin embargo, los comportamientos previsibles suelen producir resultados ya conocidos. Los pequeños cambios, por el contrario, quizá marquen una diferencia significativa en próximas situaciones.
4. Identifica los pensamientos que alimentan la impaciencia
La pérdida de paciencia muestra un proceso que es intenso a nivel emocional. Pero el pensamiento también está muy vinculado con los sentimientos. Por ejemplo, escribe en tu diario algunas de las ideas que te repites frecuentemente en tu diálogo interno cuando te encuentras en un momento complejo. Con frecuencia, esos pensamientos tienen un punto de exageración. Las frases que están acompañadas por valores absolutos como “todo” y “nada” suelen reforzar la impaciencia. Lo mismo ocurre con aquellos enunciados que empiezan con “siempre” o “nunca”.
Pues bien, escribe otros mensajes alternativos. Elabora una lista de reflexiones que en lugar de transmitir preocupación, te ayuden a recuperar el foco de la situación: céntrate en lo que depende de ti. No te exijas imposibles o unas expectativas inalcanzables. Recuérdate que haces todo lo que puedes.
5. No tomes decisiones precipitadas y definitivas en un momento muy intenso a nivel emocional
Es recomendable que te des un tiempo para recuperar la tranquilidad interior. A partir de ese momento puedes reflexionar sobre el tema integrando la emoción y la razón en la decisión final. Intenta centrar tu atención en un asunto distinto para distraerte de la causa que ha potenciado tu estado de ánimo. La visión de la situación cambia cuando conectas verdaderamente con el presente.
Porque, desde esta óptica, desaparecen las preocupaciones del futuro y las experiencias del pasado. ¿Y cómo alimentar la atención plena? Por ejemplo, observa un objeto e intenta fijarte con detenimiento en todas sus características.
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