5 consejos para enseñar a tu hijo a ser un buen compañero de clase

Ser un buen compañero es uno de los aprendizajes más significativos que puede mostrar un alumno en su relación con los demás. Y es que, dicho aprendizaje se manifiesta a través del comportamiento y los valores. Este proceso de aprendizaje se enmarca en el aula, en las actividades extraescolares y en otros espacios educativos. Sin embargo, la transmisión de este mensaje comienza en casa. ¿Cómo puedes ayudar a tu hijo para que sea un buen compañero allí donde se encuentra?
1. Fomenta el valor del conocimiento compartido
Existen diferentes perspectivas en torno al saber y el conocimiento. Pues bien, más allá de propiciar una visión individualista sobre el talento, conviene recordar que este puede ser un don que se comparte con los demás. Por ejemplo, si un alumno tiene un buen dominio de una asignatura, puede ayudar a otro compañero que tiene dificultades para entender un ejercicio concreto.
2. Humildad
Los resultados en relación con notas y objetivos pueden cambiar y variar en un mismo curso y a lo largo de la vida académica. Los resultados también pueden cambiar de forma notable en función de la asignatura. Sin embargo, más allá del dato concreto, existen otros aspectos más importantes: el comportamiento, el modo de ser y la esencia personal. La humildad es uno de los valores que, cuando se convierte en un principio que guía los pasos del alumno, es un antídoto frente al ego o la vanidad.
3. Alimenta la disposición para aprender de los demás
¿Cómo puedes ayudar a tu hijo a ser un buen compañero? Alimenta su curiosidad y su disposición para aprender de los demás. No solo de sus compañeros de clase, sino también de otras experiencias culturales: lectura de libros, visita a museos, viajes, conversaciones… Ser un buen compañero no solo implica aprender a compartir, sino también a recibir. Este aspecto conecta directamente con la humildad (el valor del que hemos hablado previamente).
4. Tú también puedes ser un buen compañero
El compañerismo no termina con la vida académica. En realidad, también puede marcar la diferencia en cualquier entorno profesional, en proyectos de equipo y en otras actividades culturales. Muchos de esos espacios están condicionados por la rivalidad y el individualismo. Sin embargo, puedes inspirar a tu hijo con un liderazgo constructivo que une a los demás. Un buen compañero deja huella con sus acciones y palabras.
5. Educa en el valor de la amabilidad
Ser un buen compañero es un principio que, a su vez se nutre con otros pilares como la amabilidad. Y la amabilidad mejora el clima de convivencia en casa, en el colegio y en la sociedad. Refuerza de forma positiva a tu hijo en aquellos gestos y acciones que son un reflejo de la amabilidad.
Es comprensible que como padre o madre te preocupen muchos aspectos relacionados con la vida académica de tu hijo. Las notas pueden ser relevantes, especialmente, en determinadas etapas. Sin embargo, la educación en valores, que está tan presente en diferentes proyectos educativos, es integral. Y el compañerismo no pasa de moda.
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