5 consejos para aprender a delegar tareas en los niños

Aprender a delegar es una lección de humildad a nivel personal. Supone reconocer los propios límites y conectar con las capacidades de los demás. Es una habilidad que no solo adquiere un significado profundo en el ámbito profesional, sino también en la familia. Y, como algunos de los aprendizajes más significativos se adquieren en la infancia, padres y madres también pueden empezar a delegar algunas tareas en sus hijos. En El Blog Infantil compartimos cinco consejos.

1. La edad es un factor clave

Todo proceso de delegación requiere de una preparación y de un acompañamiento. Por ello, conviene tener en cuenta la edad de la persona que se va a ocupar de una tarea. De este modo, es posible establecer expectativas realistas en relación con la responsabilidad.

2. Aprendizaje: el ejemplo y la repetición son claves

Delegar es un acto que puede desarrollarse en diferentes ámbitos. Y existen varios factores que intervienen en cualquier proceso. Uno de ellos, el aprendizaje. Pues bien, el ejemplo se convierte en una referencia práctica para los niños que, a través del modelo de una figura cercana, descubren el paso a paso de un plan de acción. Interiorizan la información por medio de la repetición y la experiencia práctica.

3. Acompañamiento

Aquellos padres que tienden a sobreproteger a sus hijos tienen dificultades para delegar en ellos con confianza. Sin embargo, delegar es un acto de amor. Alimenta las capacidades del niño a través del desarrollo de nuevas habilidades y el fortalecimiento de la autoconfianza. Evidentemente, es importante crear un contexto de seguridad. Por ello, el objetivo debe adaptarse a su edad. Y el acompañamiento del adulto es otra medida a tener en cuenta.

4. Lo importante es el proceso, no tanto el resultado

Si delegas una tarea específica en tu hijo, ajusta las expectativas en torno al resultado. Necesita tiempo para llevar a cabo el proceso con un mayor nivel de precisión. Lo más importante es el significado del proceso como experiencia vivencial que fomenta la implicación, la colaboración, la responsabilidad y el compromiso con el objetivo. Como comentamos, lo importante es el proceso. Por ello, para que sea dinámico y creativo, es posible alinear la experiencia en sí misma con la filosofía del juego.

5. Prioriza las tareas más importantes

Hay diferentes criterios que puedes priorizar si quieres aprender a delegar tareas en tu hijo. Sin duda, existen muchas metas posibles, pero conviene tener en cuenta un orden de prioridades. Pues bien, los objetivos más relevantes son aquellos que fomentan el desarrollo infantil. Es decir, aquellos procesos que mejoran su nivel de autonomía, su autoestima y su bienestar.

Aprender a delegar es un proceso que no solo pone en el centro al propio niño, sino que el enfoque alimenta el autoconocimiento. Por ejemplo, si sueles encontrar numerosas excusas para no delegar en tu hijo, profundiza en aquellas creencias que te impiden dar el paso con más confianza.

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