5 consejos para afrontar los miedos en la crianza de los hijos

La vivencia del miedo puede materializarse en diferentes momentos de la vida. Por ello, se contextualiza en el ámbito de la crianza. Puede manifestarse en diferentes formas y niveles de intensidad.

El temor no es agradable, pero en ocasiones, cumple con una función positiva: alimenta el sentido de la prudencia frente a un posible peligro. ¿Cómo afrontar los miedos que surgen en la crianza de los hijos?

1. Habla de ello y pon nombre a tus miedos

En cierto modo, el miedo es un término muy general en la crianza cuando no se especifica con más detalle cuál es la causa que produce inquietud. Por ello, es recomendable verbalizar esa cuestión. Hablar del tema es esencial para identificar una posible preocupación y tener un mayor control sobre la situación.

2. Compartir los miedos y las alegrías con una red de apoyo

El miedo se percibe con especial intensidad cuando se siente en primera persona. Pero es una experiencia universal. Las historias ajenas, aunque diferentes, tienen mucho que ver con uno mismo. Esa identificación potencia la empatía y la comprensión en torno a la naturaleza del propio temor y la sensación de vulnerabilidad.

¿Por qué es importante compartir los miedos con una red de apoyo? Porque la compañía proporciona ayuda, perspectiva, protección y resiliencia. Por el contrario, un temor se hace más fuerte cuando una persona lo silencia o intenta ocultarlo.

3. Cuidado con la sobreprotección

La solución frente a los miedos que surgen en la crianza no es la sobreprotección. Esta respuesta genera ansiedad ante cualquier imprevisto que irrumpe en la rutina cotidiana. Aquellas acciones que se alinean con la sobreprotección no protegen verdaderamente al niño.

Es decir, no cumplen una función positiva. Con frecuencia, el padre o la madre que adopta esta posición, sabe que esa medida no es verdaderamente constructiva, pero tiene dificultades para afrontar la realidad desde un enfoque diferente. Cuando eso ocurre, es recomendable pedir ayuda psicológica o buscar asesoramiento pedagógico.

4. Poner el foco en el presente

Generalmente, el miedo se reduce cuando el foco de atención se dirige hacia el contexto presente. Por el contrario, el temor crece cuando se anticipan numerosas hipótesis de futuro que tienen la forma de potenciales peligros, amenazas externas y riesgos. Dirigir la atención hacia el presente implica conectar con ese agradable refugio del “ahora”.

¿Pero cómo recuperar la conexión plena con el instante? Por ejemplo, a través de plano de las sensaciones corporales que perciben estímulos de forma inmediata, a través de una actividad práctica, por medio de una conversación significativa o con un abrazo.

5. No aspires a que los miedos desaparezcan por completo

Afrontar los temores que surgen en la crianza no implica que exista una fórmula que haga desaparecer cualquier inquietud como por arte de magia. Sin embargo, la percepción del riesgo se reduce cuando conectas con tu propio centro e incrementas el control ante una situación. En ese caso, te centras en aquello que puedes hacer para cuidar y educar al niño de forma consciente.

Por otra parte, sigue unas pautas de crianza que te aporten seguridad, perspectiva práctica, dirección y ayuda.

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