5 consejos clave para prevenir conflictos familiares en verano
El ser humano y las familias pueden vivir inmersos en continuas contradicciones. El verano, por ejemplo, suele percibirse como un tiempo esperado durante el invierno como marco de descanso, vida familiar y ruptura con la rutina. Sin embargo, no es extraño que cuando realmente llega el mes de julio o agosto, surjan conflictos que están relacionados con los cambios que se producen en la propia convivencia (que se vuelve más próxima e intensa).
Todavía no han llegado las vacaciones. Sin embargo, no solo puedes centrarte en planificar un próximo viaje, en las medidas de conciliación o en los proyectos que quieres llevar a cabo. También es recomendable anticipar la felicidad del periodo estival por medio de la prevención de conflictos habituales.
1. Gestiona tus expectativas en torno a la vida familiar
Es uno de los pasos más importantes en las semanas previas a la llegada del verano. Unas expectativas excesivamente idealizadas pueden volverse en contra de uno mismo. Ten en cuenta que cuando se alejan de forma evidente de la realidad posterior, alimentan la frustración.
2. Negociar la gestión de las vacaciones
La vida familiar cambia en vacaciones puesto que puede aumentar la convivencia incluso con abuelos, tíos, primos, sobrinos… Sin embargo, a veces es posible seguir el ritmo de tradiciones previas o continuar con la dinámica de aquello que se da por supuesto a partir de lo establecido en años anteriores, incluso cuando esa realidad no se ajusta plenamente a las expectativas de uno de los progenitores.
Es recomendable negociar la organización del tiempo y establecer acuerdos. Por ejemplo, tal vez una pareja quiera compartir tiempo con los abuelos para que el niño disfrute de esas figuras de referencia durante las vacaciones. Pero también decida concretar un viaje con su hijo a un destino especial.
3. Comprender las necesidades de esta etapa vital
La planificación de las vacaciones puede mostrar variaciones significativas en cada etapa de la vida. Cuando hay un bebé en casa, la organización del periodo estival gira en gran medida en torno a su bienestar, su rutina y sus necesidades. Es importante alinear las decisiones personales y familiares en torno a un orden de prioridades que es realista en este momento.
4. Colaboración
Como hemos comentado, el tiempo de vacaciones potencia la convivencia. Pero eso no significa que todos los planes llevados a cabo tengan que desarrollarse en pareja o en grupo. De hecho, un posible error es descuidar los espacios personales, el tiempo de soledad y las preferencias individuales. Para poder llevar a cabo algunos propósitos en ausencia de compañía de otras personas, es positivo contar con la colaboración del entorno cercano (que también mejora la conciliación).
5. No esperar a que los conflictos no resueltos estallen durante septiembre
Aunque te impliques y pongas de tu parte para evitar conflictos familiares durante el verano, es natural que surjan diferencias. Sin embargo, no deben silenciarse o esperar que se resuelvan por pura inercia, especialmente, cuando se trata de cuestiones que producen un impacto en la comunicación, las emociones o el deseo de estar juntos. Ten en cuenta que el mes de septiembre es especialmente crítico para algunas familias que retoman la rutina habitual con una enorme sensación de desencanto (causado por conflictos y expectativas no cumplidas en torno al verano).
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