5 beneficios del silencio para niños y niñas
Vivimos en una sociedad en la que no siempre es fácil encontrar el silencio. El silencio puede quedar oculto por factores externos como la contaminación acústica, el sonido de fondo de la televisión que se convierte en habitual o las palabras innecesarias.
Pero también es posible obstaculizar el silencio en el hogar al ofrecer al niño una amplia variedad de estímulos para evitar que se aburra en algún momento.
El silencio no solo es vital para el desarrollo infantil, sino que también aporta sentido a la comunicación y a la música. De hecho, en una partitura musical, existen pausas que añaden belleza a la melodía. El valor del silencio adquiere un gran protagonismo en la pedagogía Montessori que inspira a tantas familias y que está en la base del proyecto educativo de distintas escuelas. ¿Cuáles son los beneficios que el silencio aporta a los niños?
1. Una invitación para la relajación
No es fácil propiciar esta experiencia de calma en cualquier momento del día, sino que conviene integrar estos instantes en momentos en los que el niño esté más tranquilo. En contraste con aquellos periodos que están marcados por objetivos, dinámicas, ocupaciones, tareas y plazos de tiempo, el encuentro con el silencio que acompaña a un fragmento de tiempo propicia la calma.
2. Concentración
Es positivo preparar la zona de estudio que resulta cómoda para hacer los deberes escolares. No solo es aconsejable que esta habitación esté ordenada y que el alumno tenga el material que necesita sobre el escritorio, sino que el silencio alimenta la concentración en el objetivo.
Esta compañía del silencio también favorece la reflexión y la comprensión de información nueva.
3. Conectar con distintas expresiones de belleza
Desde el silencio, el niño percibe una melodía, se reencuentra con la naturaleza, lee un libro o disfruta de una breve obra de teatro. El silencio que acompaña a este tipo de experiencias, concede el protagonismo a un objetivo concreto.
4. Diferenciar entre el ritmo del día y la noche
Existen distintas rutinas que pueden formar parte del periodo de transición entre el final del día y el descanso de la noche. El final de la jornada, a diferencia del día, deja paso al silencio. El volumen y la frecuencia de los sonidos cambia en cada contexto temporal.
5. Salud infantil
El silencio, cuando se opone la ausencia de ruidos molestos, favorece la salud. Y este ingrediente, a su vez, alimenta el bienestar integral. Por ejemplo, la práctica del silencio previene el estrés. Los ejercicios de mindfulness ofrecen dinámicas para que los niños se familiaricen con la atención plena.
No se trata de integrar el silencio durante largos periodos de tiempo durante la infancia, sino de hacerlo en espacios breves y cortos, adaptados a las necesidades de los niños.
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