5 beneficios de la rutina diaria para el bienestar del bebé

El tiempo es un elemento que forma parte de la materia prima de la vida. Cada familia estructura su propio calendario a partir de una rutina que describe el guión de un esquema diario con sentido propio. Un sentido que atiende a las necesidades diarias de sus protagonistas. Cada día es diferente en su esencia a la jornada previa y a la siguiente. Sin embargo, el factor diferencial de lunes a domingo encuentra una base común en la visión de una rutina estructurada a partir de hábitos y horarios que fortalecen a los protagonistas de manera grupal e individual.

No se trata de observar la rutina diaria como una cuestión inamovible sino flexible. De lo contrario, la rigidez puede producir sufrimiento en padres y madres cuando sienten que se encuentran constantemente fuera de la planificación previa. No puedes controlar todos los detalles de esta rutina con el bebé desde la programación absoluta. ¿Cuáles son los beneficios que esta estabilidad en la forma de estructurar los días aporta a los bebés?

Seguridad

El objetivo del bienestar se refuerza por medio del mantenimiento de un esquema habitual de horarios en torno a pilares tan esenciales como el descanso y la alimentación. Ingredientes que constituyen necesidades básicas del ser humano. Por medio de la creación de una rutina, una familia establece una relación de familiaridad con el estilo de vida previsto para cada día por medio del refuerzo de la costumbre. Es imposible construir una rutina estable desde la predisposición de la improvisación continua.

Esta planificación como forma de preparación reduce el estrés en padres y madres al favorecer la atención de las cuestiones de cada día por medio de la optimización en la gestión del tiempo. Y esta actitud proactiva influye favorablemente en el niño siempre que la forma de estructurar el tiempo está alineada con expectativas realistas.

Este bienestar que se afianza sobre la base de la seguridad es un anclaje que beneficia al bebé de manera integral. Esta rutina aporta significado al hogar.

Zona de confort

Actualmente se utiliza con mucha frecuencia la expresión salir fuera de la zona de confort como paso para ir más allá de esa zona de referencia habitual. Sería agotador vivir constantemente fuera de este límite puesto que la rutina constituye una zona de confort que resulta cómoda. Y este confort mejora la calidad de vida de los protagonistas.

Las rutinas constituyen una necesaria zona de confort porque esta estructuración del tiempo en torno a los cuidados y necesidades del bebé es indispensable desde su primera etapa vital. Y acompañan al niño a lo largo de su vida integrando los cambios necesarios en cada tiempo. Una zona de confort que también puede ser flexible ante la necesidad de implementar cambios y hacer mejoras.

Aprendizaje

Los bebés se encuentran en una etapa de la vida en la que asimilan el descubrimiento del entorno a través de la información percibida por los sentidos. Existe un factor que describe el guión de una rutina con significado propio: el niño aprende hábitos por medio de actividades principales que están presentes cada día en el escenario del hogar y ocupando un mismo lugar en la secuencia temporal del día. A partir de este contexto que favorece el aprendizaje, el niño también puede incrementar su autonomía siempre en relación con su edad.

Este entorno de aprendizaje centrado en la rutina también incrementa el nivel de autoconfianza en padres y madres.

Apego seguro

La rutina forma parte del apego seguro por medio de la adaptación a un entorno que tiene un ambiente estructurado en rutinas que atienden las necesidades del niño. La rutina describe la estabilidad en el hogar no solo desde el punto de vista de la estructuración de los tiempos de alimentación, descanso, paseo (y otros momentos), sino también en relación con los protagonistas que forman parte de la vida en el hogar a través de la creación de nuevos recuerdos.

Amor

Padres y madres acompañan a sus hijos en el viaje de la vida desde el primer instante. No existe una única manera de interpretar el tiempo y los bebés no tienen la capacidad de comprender el significado de aquellos conceptos que forman parte del ritmo del reloj. Los padres acompañan a su hijo en el aprendizaje de una rutina atendiendo especialmente a los propios tiempos del niño. De este modo, la personalización de la rutina a través de la secuencia de aquellas actividades que se siguen cada día en el mismo espacio temporal parten de la atención a las necesidades del bebé visto como único e irrepetible.

El diseño de esta rutina no es incompatible con cambios que pueden producirse de vez en cuando. Una rutina no se desaprende por el simple hecho de no haberla llevado a término durante un día determinado. Sin embargo, este cambio en uno de los horarios sigue adquiriendo su sentido respecto a la referencia previa de esa rutina.

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