5 beneficios de las tardes sin actividades extraescolares
La hora que marca la salida del colegio se convierte en uno de los instantes más esperados de la jornada escolar. El horario que se integra fuera del horario escolar puede avanzar al ritmo de juegos, paseos y planes en familia. Las actividades extraescolares aportan una formación de calidad a los alumnos. Sin embargo, incluso cuando el niño asiste a varias materias, es recomendable que disfrute de los beneficios que aportan las tardes en las que el tiempo libre se convierte en protagonista. ¿Qué ventajas aportan esas jornadas en las que tu hijo no tiene que asistir a una actividad concreta?
1. Romper el ritmo y la rutina
La rutina escolar está acompañada por unos horarios fijos y marcados. Sin embargo, la improvisación no solo puede integrarse en la gestión del tiempo durante el fin de semana. Aquellas tardes que no giran en torno a la asistencia de actividades extraescolares, ofrecen la flexibilidad deseada para programar diferentes actividades: tardes de manualidades en casa, juegos en el parque, paseos en familia, recados…
2. Tiempo para merendar con tranquilidad, jugar y hacer los deberes
El exceso de actividades y responsabilidades deriva en una agenda infantil que está excesivamente ocupada. Las tardes libres, por el contrario, aportan el espacio necesario para merendar con tranquilidad, jugar y hacer los deberes. Una combinación que conviene integrar en la agenda infantil.
3. Ganar tiempo para otras actividades
Al propio tiempo de duración de una actividad extraescolar, se suma el espacio destinado a los desplazamientos (que pueden ser especialmente significativos en la ciudad). Las tardes que no están acompañadas por la asistencia a clases extraescolares aportan el escenario perfecto para aprovechar otras oportunidades de ocio y tiempo libre. Por ejemplo, es posible programar la visita a la biblioteca o la librería infantil, participar en un cuentacuentos, ver una exposición en un museo, visitar a los abuelos…
Sin duda, el tiempo es un bien muy importante. El exceso de actividades extraescolares suele derivar en la siguiente afirmación: «No tengo tiempo para esto o aquello». Por ello, las tardes libres ofrecen el contexto deseado para lograr otros objetivos.
4. Descansar
La actividad encuentra en el descanso un buen complemento. Es decir, es importante atender las necesidades del niño como ser humano y como estudiante. Y el descanso es clave para desconectar de las responsabilidades que se enmarcan en el plano académico.
Las tardes libres son un excelente regalo. De este modo, también se disfrutan más aquellas actividades extraescolares que se realizan durante el curso porque cada jornada aporta experiencias diferentes.
5. Tiempo en familia de lunes a viernes
Aunque sea tan positivo crear momentos de calidad en compañía de toda la familia, los instantes vividos en común también pueden analizarse desde una perspectiva cuantitativa. Cuando el niño tiene sus tardes completamente ocupadas con deberes y actividades extraescolares, el ritmo de la rutina avanza al compás de los objetivos inmediatos, las ocupaciones, la actividad y las tareas.
Las tardes libres, por el contrario, crean el marco deseado para cuidar la comunicación, comentar asuntos cotidianos y estar en familia.
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