A pesar de los años transcurridos, hay películas que no dejan de ser eternas, se prolongan durante el tiempo y son capaces de emocionar y divertir a varias generaciones. Esto es lo que le ha ocurrido al gran clásico de Disney "Mary Poppins", que a pesar de haber saltado del medio siglo, todavía sigue gustando a los niños recién llegados, a pesar de las nuevas tecnologías y trepidantes que nos ofrece el cine actual.
La infertilidad sigue siendo uno de los graves problemas a los que se enfrenta nuestra sociedad. Desgraciadamente cada vez son más las parejas que se enfrentan a este inconveniente. Por suerte la ciencia médica ha avanzado considerablemente para traer soluciones a, casi, cualquier necesidad, ya sea dentro del seno de una pareja como a la hora de hablar de mujeres que desean ser madres sin la necesidad de mantener relaciones con un hombre.
Dicen que la mejor forma de superar los miedos es enfrentarse a ellos. Pero ¿cómo vamos a ser capaces, con lo mucho que queremos a nuestros niños, de hacerles sufrir una experiencia dolorosa o traumática? Yo, al menos, no me siento capaz. Por eso lo mejor es que busquemos otros métodos mucho más leves, simpáticos y, si puede ser, divertidos.
La fetoscopia es una técnica médica, de última generación, que permite realizar ciertas operaciones quirúrgicas al bebé mientras todavía está en el vientre materno. Para ello se realiza una pequeña incisión en el abdomen y se introduce una cánula, llamada trócar, y dentro de ella un tubo flexible o fetoscopio, a través de las imágenes que nos va ofreciendo la ecografía o de una pequeña cámara introducida en este mismo tubo, el cirujano va operando y corrigiendo los problemas que presenta el bebé, la placenta o el cordón umbilical.
¿De qué modo podemos enseñar a nuestros niños la importancia de valorar ciertas actuaciones en nuestra vida? Podemos darles una charla moralizadora y pesada, de esas que son imposibles de digerir o podemos utilizar otros recursos que, además de divertirles, dejen su poso de sabiduría y enseñanza. Nada mejor como hacerlo sencillo y simpático para que los peques se dejen llevar por esa corriente de entendimiento.
A juzgar por un estudio publicado por el Grupo de Ingenieria del Software y Sistemas de Información - DSIC de la Universidad Politécnica de Valencia, las aplicaciones que utilizan los niños de dos a 5 años están muy limitadas para el objetivo que persiguen. Se llegó a la conclusión de que la mayoría de juegos infantiles interactivos no llegan a ejercitar las habilidades motoras.
Uno de los elementos más apreciados para disfrutar de un buen Halloween es la calabaza. Se trata de un símbolo que aparece de forma repetitiva, no sólo entre los menús (el cual debería ser su cometido principal), sino también en la decoración. Es como si a través de ella diéramos cuenta de que el otoño ya ha llegado a nuestras vidas.
Son muchos millones las personas en el mundo que han tenido que sufrir una amputación de alguno de sus miembros o que han nacido sin ellos. Para los adultos resulta una situación especialmente dramática, pero no olvidemos que para los niños es especialmente conmovedora. Por eso, tanto la ciencia como la tecnología deben unir sus esfuerzos para lograr que estos pequeños, que tienen que pasar por una situación tan dolorosa, lo hagan de la forma más sencilla y leve posible.
Las lecturas infantiles nos sirven para que los niños se diviertan, se habitúen a una nueva forma de ocio, aprendan nuevas palabras y encuentren una serie de valores morales que a veces nos resulta complicado explicarles con palabras. Nada mejor que ofrecer una divertida aventura para que los peques entiendan la necesidad de ciertos límites en la conducta o de la entrega desinteresada hacia los demás.
Uno de los objetivos primordiales del Auditori de Barcelona es llevar la música a todos los espectadores, sea cual sea su edad, condición o gustos artísticos. Además, siendo sabedores de los importantes beneficios que la música ofrece a nuestras vidas, no han querido dejar a un lado a ese momento frágil, pero tan decisivo, como es el de antes de nacer. Ya se ha demostrado que, incluso en el vientre materno, el bebé es capaz de sentir la música, algo que, además de placer, le aporta infinitos beneficios para su desarrollo.
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