Disciplina afectiva: Más elogios y menos gritos
Ya estamos a las puertas un nuevo año y, posiblemente, hemos realizado nuestra particular lista de buenos deseos y propósitos especiales para este largo periodo que nos queda por vivir. Así intentaremos superar ciertos errores, limar alguna que otra aspereza y volcarnos en aquello que, de verdad, merece la pena. Para aquellos que somos padres uno de nuestros objetivos principales es la educación de nuestros hijos, pero resulta que hay veces que nos centramos tanto en procurarles una disciplina ejemplar, que nos olvidamos de que el afecto, en la mayoría de los casos, suele ser la mejor medicina para salvar los escollos de la desobediencia.