10 razones para enseñar fotografía a los niños en verano
El verano es esa época del año que marca un cambio en el calendario habitual de la infancia. El aprendizaje no se detiene al despedir la rutina habitual. El universo de la vida es una gran escuela de descubrimiento. El verano puede ser un momento en el que padres e hijos encuentren un punto de encuentro en torno al aliciente de esta actividad que expresa el arte visual de un instante fugaz que se torna permanente mediante la expresión de la imagen. ¿Cuáles son los beneficios de enseñar fotografía a los niños? Esta puede ser una de las actividades del verano.
1. Observación de la realidad
Mediante esta mirada atenta de una realidad cambiante y en constante movimiento es posible identificar detalles que pasan desapercibidos desde la superficialidad de la inmediatez o la prisa. El contacto con la fotografía es una oportunidad para cultivar una nueva mirada.
2. Iniciativa
El niño tiene la oportunidad de experimentar el lenguaje fotográfico en la práctica. Una autonomía acorde a la edad que el niño potencia desde el poder del juego ya que la fotografía también tiene este componente de entretenimiento.
3. Una afición compartida en común
La fotografía es un ejemplo de actividad que gusta a personas de diferentes edades. Además, la ilusión de esta afición puede disfrutarse más allá del presente, en ese momento inmediato de una sesión de fotos. Esta actividad produce la satisfacción del resultado posterior. Imágenes que no solo pueden guardarse sino también enmarcarse.
Esta es una bonita afición que puede compartirse en común y prolongar esta vinculación con el paso de los años.
4. Recuerdos de futuro mediante el lenguaje visual
Las fotografías hechas por el niño tienen su propio sello personal, son el reflejo de una mirada y de un momento vital. Mientras que existen muchas sensaciones de la infancia que permanecen en la memoria pero que no pueden guardarse en un soporte concreto, la fotografía es un ejemplo de legado emocional que tiene un valor sentimental. Además, el valor de estas imágenes no está condicionado por la perfección técnica , sino por lo que significan.
5. Contacto con la naturaleza en fotografías de paisajes
La fotografía puede centrar su objetivo en distintos ámbitos de realidad. La naturaleza es uno de esos horizontes posibles. Cada época del año presenta ante el objetivo de la cámara la belleza de un escenario contextualizado en las características de una etapa del calendario. La fotografía puede alimentar la motivación por disfrutar de los paisajes del verano no solo en un viaje de varios días, sino también en excursiones o en la rutina habitual.
Desde la visión de la fotografía que pone atención consciente a detalles que en tantos momentos pasan desapercibidos en el día a día, una familia también puede sentir la experiencia de visualizar la belleza del lugar con una percepción similar a la de aquellos turistas que descubren ese escenario por primera vez.
6. Desarrollo de la curiosidad a través de la cámara
Las historias no solo están en los cuentos, en el teatro para niños o en las películas dirigidas a un público familiar. Cada día se escriben nuevas historias en la realidad del mundo. Algunas de estas secuencias pueden describirse en imágenes que nacieron a partir de la curiosidad de su protagonista. Este viaje de realidad estimula la creatividad en la infancia.
7. Imprimir fotos del verano
La tecnología también ha fortalecido el potencial de la fotografía. Una evolución que no es incompatible con la experiencia de imprimir algunas de las imágenes del verano para formar un álbum con algunas de las memorias de los meses de julio, agosto y septiembre.
8. Una experiencia social
La fotografía es una experiencia de encuentro y relación con los demás. Por ejemplo, las imágenes pueden centrar el protagonismo en la propia familia. Retratos que describen la actualidad de un momento compartido en común.
9. Espontaneidad
Esta es una de las cualidades habituales de los niños, una característica con la que cualquier adulto también puede ser más feliz. Este filtro de naturalidad que es inherente a la propia naturaleza del modo de ser del niño añade un punto de vista muy especial a las imágenes.
10. Desarrollo del gusto personal
El niño disfruta de esta experiencia como protagonista. De todas las imágenes realizadas, tendrá aquellas que considera sus favoritas frente a otras que pese a haberlas hecho él mismo no tienen esta misma valoración subjetiva.
Por tanto, el verano es la estación que transforma la agenda familiar. Un periodo del año en el que padres e hijos tienen la ocasión de pasar más tiempo juntos y de vivirlo, además, con un ritmo diferente. Cada verano supone el reencuentro con algunas rutinas previas pero también con el descubrimiento de nuevas vivencias. No toda la realidad puede contarse en fotografía. Pero el niño puede conectar con la realidad mediante distintos vehículos: música, cine, poesía, literatura, y por supuesto, también fotografías. Imágenes que, en algunos casos, están hechas por él mismo.
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