10 consejos para elevar la resiliencia infantil
El ser humano tiene la capacidad de reinventarse a sí mismo, tiene el poder de mantener la esperanza incluso en situaciones de adversidad. La resiliencia es una cualidad muy importante que puede empezar a cultivarse en la infancia. ¿Cómo acompañar a los niños en este viaje?
1. Vínculos intergeneracionales
Esta característica está presente en la familia formada por personas de diferentes edades. El niño cuenta con la protección de este entorno familiar que crece y evoluciona con el propio tiempo al igual que lo hace él mismo, dando la bienvenida a nuevas edades. Esta convivencia y esta comunicación frecuente crea la memoria de un relato compartido en común. La resiliencia aumenta a partir de la referencia del «nosotros».
2. Vínculos de amistad
En tu etapa adulta puedes observar cómo el hecho de contar con personas de tu confianza cuando atraviesas un momento complicado, o cuando deseas compartir la alegría por una buena noticia, es uno de los principales regalos vitales. La infancia es ese periodo de tiempo en el que las habilidades sociales, los nuevos lazos de compañerismo y la relación con el otro dan la bienvenida a amistades que, en algunos casos, pueden perdurar durante toda la vida.
3. Tiempo de juegos
El juego es uno de los elementos de la ilusión en la infancia, una visión de la diversión que perdura incluso en la etapa adulta. Comparte tiempo de calidad con tu hijo, juega con él, descubre nuevos entretenimientos y crea nuevos momentos al compás del ocio. Los momentos felices de la infancia son un motor de resiliencia incluso en la etapa adulta mediante la protección que produce la memoria de este amor.
4. Educación en valores
Los valores tienen una entidad distinta a la de la realidad observable a nivel visual desde el punto de vista del color. Pero los valores también son visibles mediante la referencia de las acciones. Los principios constituyen una base de resiliencia porque elevan el bienestar infantil desde el fundamento en el que se sustentan: el bien.
5. Evita la sobreprotección
La resiliencia es menor cuando el niño recibe una sobreprotección que limita su capacidad de respuesta ante acontecimientos propios de su edad. Acompáñale desde el amor pero confiando en la sabiduría de la propia infancia como un periodo de la vida del que tú también tienes mucho que aprender. Por ejemplo, puedes aprender de tu hijo una lección muy importante: vivir el presente. Un principio fundamental de resiliencia.
6. Deporte
El propio deporte es un ejemplo de resiliencia. Los deportes de equipo potencian el valor del grupo. De este modo, cada niño encuentra el refuerzo del grupo tanto en la superación de las dificultades como en la celebración de los logros. Es positivo elegir una actividad que guste al niño. Los deportes de equipo también ofrecen constantes lecciones de superación.
7. Contacto con la realidad
Existen temas complejos que pueden darse en la infancia. Por ejemplo, la muerte de un ser querido. El acoso escolar es otro ejemplo de situación que produce dolor. Es importante hablar con los niños en un tono adecuado para su edad sobre temas humanos. La solidaridad y el voluntariado son acciones que muestran este encuentro con la realidad desde la búsqueda del bien común.
La tristeza forma parte de la realidad. Por tanto, conviene educar en la inteligencia emocional para enseñar a los niños el valor de las diferentes emociones y su vinculación con cada contexto.
8. Lectura
Fortalece el universo infantil con el poder evocador de historias que transmiten esta enseñanza feliz. La superación es uno de los temas presentes en muchos relatos infantiles que cuentan con protagonistas con los que los niños pueden sentirse identificados.
9. Nuevos aprendizajes
En todo proceso de aprendizaje existe la superación de una zona de confort. El niño va más allá de la rutina que ya conoce para afrontar la dificultad de este nuevo propósito. Por ejemplo, cuando un niño aprende a tocar un instrumento musical como el piano o la guitarra, fortalece su resiliencia a través de la constancia con la que supera los límites que experimenta.
10. Contacto con la cultura
El desarrollo de la curiosidad a partir de actividades contextualizadas en el ámbito de la cultura también eleva la resiliencia de la mente y el corazón. El teatro, la música, el cine, la poesía y la visita a la biblioteca son ejemplo de propuestas que pueden integrarse en la agenda de ocio.
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