Los videojuegos: uso o abuso

Los videojuegos: uso o abuso

Escrito por: Sacra    23 noviembre 2009    2 minutos

Con la llegada de la Navidad y la tradicional carta a los Reyes Magos, serán muchos los niños que se decidan por pedir una videoconsola de juegos. Y es que, en la mayoría de hogares de nuestro país, desde hace ya casi una década, los juegos electrónicos se han hecho un hueco importante en el tiempo libre de niños y adolescentes. Entretenimiento que puede estar lleno de ventajas pero, también, crear graves perjuicios.

Y es que, como casi todo en la vida, del uso al abuso hay sólo un paso. Somos los padres los que debemos detectar si nuestro niño está “enganchado” a la maquinita, algo que nos va a traer demasiados disgustos sobre todo, porque su comportamiento y su vida social se va a ver mermada considerablemente. En la mayoría de ocasiones el videojuego se antepone a otras actividades como hacer deporte, estudiar, leer, conversar o quedar con los amigos, por ejemplo, por lo que puede desembocar en un feroz aislamiento que lo lleve a un exceso de individualismo.

Para detectar si nuestro niño está abusando del videojuego, y no se trata de una manía nuestra, podemos observar sus reacciones frente a estos cuatro casos que, de un modo u otro, se manifiestan en cualquier tipo de adicción:

La necesidad imperiosa de encender la consola, el ordenador, etcétera. Lo hace de forma automática y casi sin percatarse de lo que surge a su alrededor.

El síndrome de abstinencia cuando no puede realizar esa acción: se encuentra mal, inquieto, nervioso…

Mientras está jugando se encuentra tenso, disfrutando al mismo tiempo que experimenta una tensión que va creciendo a medida que avanza la partida.

Cuando se interrumpe el juego (se va la luz, se le quita…) se muestra fuera de control e, incluso, con una actitud agresiva.

Vía | Guía del Niño

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2 comentarios

  1. Belén dice:

    No es fácil separar al niño de su consola, pero es mejor pasar un mal ratillo que tener un pequeño adicto.

  2. Sacra dice:

    Como todo en la vida se trata de encontrar el equilibrio justo y debemos ser los padres los que intentemos enseñarles ese punto ‘perfecto’ para que una diversión no se convierta en vicio. Difícil, sí pero no imposible.
    Un saludo, Belén.