Prevención de la obesidad infantil: revisando el factor alimentación
La obesidad es calificada por la Organización Mundial de la Salud, como una epidemia a nivel mundial. En cifras de la citada organización 43 millones de menores de cinco años tienen sobrepeso o son obesos, entre ellos hay muchos niños europeos.
No conozco la afectación numérica, pero se considera que entre el 10 y el 36 por ciento de menores de edad en nuestro continente sufren alguna de estas enfermedades. Para prevenir la obesidad es muy importante el factor alimentación, pero además el ‘cómo se come’ también es determinante.
No sólo sobrepeso y obesidad, hay muchas enfermedades no transmisibles que podrían ser prevenidas mediante la introducción de hábitos de alimentación saludables
De hecho, y en el tema que nos ocupa, la clave para la prevención es evitar lo que conocemos como desequilibrio energético. En otras palabras si aumentamos la ingesta de alimentos hipercalóricos (alimentos con muchos azúcares o sal, ricos en grasa); pero los niveles de actividad física descienden, tenemos una población con más tendencia al sobrepeso.
Alimentarse bien como factor de prevención de la obesidad
Una dieta infantil saludable es aquella compuesta por los nutrientes esenciales necesarios, es fácil encontrar el equilibrio cuándo los niños hacen cinco comidas (tres principales y dos más pequeñas). Además deberíamos incrementar la ingesta de verduras y frutas, y priorizar los cereales integrales frente a los refinados (lo cual mejora el aporta de fibra que es muy beneficiosa).
Por otra parte se deben reducir al máximo los alimentos que en cualquier pirámide nutricional están en la cúspide: grasas saturadas, dulces… (evitando en cualquier caso las grasas trans). Para beber es preferible el agua. Y no nos olvidemos de que las recomendaciones actuales en cuanto ejercicio físico están en torno a 60 minutos diarios para población infantil.
No sólo qué se come, también cómo
* Recuerdo la importancia de las 5 comidas diarias (así evitamos el picoteo de alimentos insanos).
* Comer despacio es más que una de las recomendaciones preferidas de nuestros abuelos, de esta forma nos sentimos saciados antes, y las cantidades ingeridas se reducen.
* Realizar al menos una comida en familia, que no sólo nos servirá para comunicarnos, sino también para conocer las preferencias y necesidades calóricas de nuestros hijos.
* El ambiente debería ser acogedor y tranquilo: en la mesa podemos hablar pero evitamos acalorarnos con discusiones. Por supuesto ¡nada de televisión mientras comemos!
* Entre la hora de la cena y la de acostarse transcurrirán aproximadamente dos horas, tiempo durante el que los niños se pueden poner el pijama, leer, podemos conversar, jugar a cartas, o escuchar música. Es de mucha ayuda no irse a dormir al principio de la digestión.
Todas estas recomendaciones para prevenir la obesidad o el sobrepeso, se pueden acompañar con la implicación de los niños a la hora de planificar menús, comprar o preparar platos: se aprende mucho sobre nutrición cuándo se participa, y eso es importante para su futuro.
Fotos | Flickr-ali edwards, Flickr-USDAgov
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