Los padres no debemos analizar los dibujos de nuestros niños
Es cierto que hay muchos rasgos de la personalidad de nuestro niño que podemos descubrir a través de sus manifestaciones artísticas. El dibujo, siempre que sea libre y sin más indicaciones que su propia imaginación, puede darnos algunas claves de si hay algún sentimiento oscuro o alguna necesidad solapada que intenta emerger desde su mundo interior, pero como todo en la vida, llevar al extremo el mundo de las emociones es un craso error, a no ser que seamos profesionales.
Son muchos los lugares en Internet o libros de autoayuda que nos pueden dar claves sobre ciertos rasgos que utilizan nuestros hijos a la hora de expresarse «artísticamente», pero seguir estas indicaciones a «pies juntilla» puede ser perjudicial para nuestra salud, especialmente la emocional. Todos nos sentimos, en algún momento, malos padres o que no prestamos la atención suficiente a nuestros hijos, y si además ese día al niño le ha dado por abusar del color negro de sus pinturas, entonces, seguramente nos haremos un lío descomunal.
Del mismo modo que debemos dejar el análisis de su salud en manos de los médicos, también debemos hacerlo con el de su mente. Son muchos los consejos, teorías y mandamientos que nos intentan inculcar desde todos los ámbitos de la sociedad, pero la obsesión nunca va a ser buena para ayudarnos en su crianza. Al fin y al cabo nosotros somos sus cuidadores y debemos hacerlo de modo que les ofrezcamos amor, protección y cariño de una forma natural y limpia, observando sus acciones desde una cierta distancia y sin bajar la guardia nunca, pero sin entrar en la espiral de la obsesión. Ante cualquier duda o alarma, ahí tenemos a los profesionales médicos que serán los que vean el posible problema desde la perspectiva de la sabiduría.
Utilizar los colores negros o marrones no significa que el niño esté deprimido, tampoco abusar del rojo significa que sea un ser agresivo y sanguinario. Tampoco que nos dibuje pequeños significa que nos quiera menos. Hay muchos más factores alrededor que van a determinar ciertos estados psicológicos. Por eso los padres no somos los más indicados para analizar los dibujos de nuestros hijos. Vivir la paternidad/maternidad sin obsesiones es la mejor forma de educarlos.
Foto | Pilar Pérez