Padres y maestros en armonía (II)
En ocasiones sentimos que después de hablar con la maestra aun seguimos en desacuerdo y no vemos que nos escuche, entonces debemos recurrir a una instancia superior, por ejemplo, una autoridad del colegio. Esta medida solo la deberíamos usar en casos importantes y extremos.
Debemos tener presente que las maestras muchas veces no saben que hacer y muchas veces, como todo ser humano, se equivocan. E intentar seguir con el diálogo es la mejor forma de ponernos de acuerdo.
Otras veces, no tenemos nada que objetar a la forma de educar de un docente, pero nos da la impresión de que no le hace suficiente caso a nuestro pequeño o no lo entiende bien, o incluye sentimos que ‘le tiene idea’.
En ese caso, lo primero que tenemos que entender es que no tenemos la misma visión del asunto, es decir, de nuestro pequeño. En casa vemos aspectos a los que la maestra nunca tendrá acceso en el aula y ella ve en el aula, en contacto con otros chicos y a través de su experiencia, cosas que se nos escapan a nosotros, aunque sea nuestro hijo. Tenemos diferentes miradas.
Respecto de la atención que le presta el docente, obviamente él no es nosotros, sus padres. Aunque sería interesante colocarnos en su lugar con 25 niños más para cuidar ¿Cuánta atención prestaríamos a nuestro propio hijo? Trabajar con un grupo de chicos requiere técnicas distintas a la relación individual. Aun así, cada maestras conoce a todos sus alumnos y trabaja con ellos en forma individual.
Fuente | Ser Padres Hoy
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